Todavía no hay coches voladores en las calles de nuestras ciudades, pero esto no debe llevarnos a engaño y pensar que todo sigue igual. Porque, en la última década, sí se han visto muchas ciudades que han cambiado. Cambios que estamos viviendo y que hemos integrado de un modo tan rápido que nos hemos casi olvidado de que han sucedido.
Las ciudades de hoy son mucho más amigables en términos de sostenibilidad y eficiencia, al tiempo que han asumido muchas novedades en términos de movilidad. Para verlo, solo hay que fijarse en unos cuantos puntos.
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Los peatones han conquistado los centros de las ciudades
Los problemas de transporte de las ciudades no son nuevos. De hecho, sorprende leer textos de hace unos siglos sobre ciudades como Londres y descubrir que entonces ya tenían problemas de tráfico y atascos, así como de contaminación atmosférica derivada.
Las cosas no mejoraron durante el siglo XX, cuando el coche se fue convirtiendo poco a poco en el rey de las urbes y cuando las ciudades se fueron organizando partiendo de sus necesidades. Plazas y calles eran espacios para la circulación y para el estacionamiento.
En los últimos años ha aumentado sin embargo la sensibilidad hacia este problema y los peatones han empezado a reivindicar que las calles también son suyas. El hecho de que los coches sean uno de los principales agentes contaminantes ha ayudado también a cambiar cómo se ve su papel en las ciudades.
Por ello, cada vez más localidades de diferentes tamaños han empezado a declarar como peatonales más y más zonas. Ciudades como Santiago de Compostela o Pontevedra han eliminado los coches de sus centros históricos y grandes capitales como Madrid están empezando también a hacerlo en zonas destacadas, como demuestra el plan de peatonalización de la madrileña Gran Vía.
Las energías renovables están más presentes que nunca
Los edificios en las ciudades han empezado a enfocarse como espacios sostenibles y eficientes de forma energética, al tiempo que han comenzado a emplearse cada vez más fuentes de energía renovable para más y más cosas.
Desde paneles solares en los tejados a puntos de recarga para automóviles eléctricos (cada vez estos últimos más presentes y más usados), las energías renovables han dejado de ser una de esas cosas que se piensa que cambiarán el futuro para hacerlo ya con el presente.
Ha cambiado nuestra relación con el transporte
Los ciudadanos no solo están cada vez más concienciados sobre cómo la ciudad debe adaptarse a ellos y ser también un entorno eficiente y ‘limpio’, sino que también son cada vez más exigentes en lo que a servicios públicos se refiere.
Esto ha hecho que las ciudades se conviertan en espacios en los que el reciclaje es cada vez más importante. Los ciudadanos empiezan a ser cada vez más conscientes también de la importancia del transporte público no solo como elemento cohesionador, sino también como una solución más respetuosa con el entorno en lo que a movilidad toca.
Los servicios públicos de transporte están también convirtiéndose en todavía más limpios, ya que se están erigiendo en la vanguardia de los vehículos energéticamente eficientes. Taxis híbridos o buses eléctricos o que usan energías alternativas son cada vez más habituales en las ciudades.
Hemos recuperado la bicicleta
Del mismo modo, los propios ciudadanos están reclamando que las ciudades dejen espacio para otros medios de transporte alternativos, como es el caso de la bicicleta. La bici ha dejado de ser vista solo como un elemento de ocio o de deporte, para convertirse en una alternativa verde y económica a las necesidades de transporte.
De hecho, durante la crisis económica, la bicicleta tuvo su primer momento de impulso masivo como alternativa a los transportes habituales (y con mayores costes de mantenimiento).
Según el último Informe bicicleta en España 2017 del Observatorio Cetelem, los españoles están cada vez más concienciados en lo que a la bici toca. Un 62% denuncia, de hecho, que en sus ciudades no haya mejores infraestructuras para ellas, como carriles bici, y las exige. 8 de cada 10 españoles está convencido además de que la bicicleta será en el futuro un medio de transporte más.
Las smartcities han dejado de ser una curiosidad
Y todo ocurre, igualmente, mientras las ciudades se han ido convirtiendo en un espacio cada vez más inteligente, en el que la tecnología está cada vez más presente y en el que se emplea de un modo más extensivo para hacer que la vida de sus ciudadanos sea mejor.
Hace unos años, las smart cities eran un concepto que necesitaba explicación y eran presentadas en ruedas de prensa como grandes novedades, como algo nunca hecho hasta ahora. Las smart cities han entrado desde entonces a formar parte de la normalidad en los últimos años y los ciudadanos no solo las conocen, sino que las aprecian y exigen los servicios que estas generan.