París, Barcelona y Ámsterdam son las ciudades que mejor se mueven en bici, caminando y en transporte público. Otras ciudades españolas como Madrid, Sevilla o Valencia también se cuelan en el top ten de este estudio. Sevilla es un claro ejemplo de cómo una ciudad ha apostado por una extensa infraestructura para bicicletas haciendo que el uso de las dos ruedas aumente del 0,5% al 7% en pocos años.
Ámsterdam y Copenhague siguen siendo los grandes paraísos para pedalear. Sin embargo, la capital danesa ocupa el sexto lugar en el ranking debido a que en sus calles se camina mucho menos que en otras ciudades como Estocolmo, Helsinki o Madrid.
Con todo, el informe recuerda que el transporte por carretera sigue siendo una de las principales fuentes de contaminación del aire en las ciudades, lo que provoca que gran parte de los población (el 90%) esté expuesta a niveles de contaminación superiores a los estándares permitidos por la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y no sólo eso. El ruido del tráfico es también un problema importante de salud en las urbes europeas. Más de una cuarta parte de los habitantes de Sofía, Luxemburgo, París y Tallin están expuestos al ruido del tráfico nocturno por encima del límite de la OMS. Otro dato que influye en la calidad de vida de las personas son los tiempos de viaje: los viajeros en Londres y Budapest son más propensos a viajar más de una hora al trabajo, según el estudio de AEMA.
En una sociedad donde el vehículo privado se utiliza para todo, muchas ciudades se esfuerzan en mejorar su entorno urbano animando a la gente a dejar el coche aparcado y optar por otras alternativas más sostenibles como es el transporte público o la bicicleta. Una labor de concienciación que va acompañada en la mayoría de ocasiones de una restricción al uso del automóvil. El resultado es la transformación de la ciudad en un espacio más saludable para vivir.