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Un estudio de hace unos años señalaba que entre el 36 y el 57% de las 15.000 especies distintas de árboles que hay en la Amazonia podrían estar en peligro de extinción antes de 2050. Las causas de este riesgo están en la deforestación, que es un serio peligro para la zona.
Según las conclusiones del Informe Amazonía Viva de WWF, las concesiones mineras, el aumento de las centrales hidroeléctricas, la construcción de carreteras, la expansión de la agricultura intensiva, los cambios en la legislación sobre protección y, por supuesto, la deforestación está haciendo que la selva esté en serio peligro. Estas seis amenazas están teniendo un impacto directo sobre el territorio. Según las estimaciones de la organización, en 2030 podrían haber desaparecido 85,4 millones de hectáreas de bosque, lo que supondría la desaparición del 27% de la selva.
Y por ello hay quienes se han puesto ya a luchar contra el problema y se han lanzado a replantar la Amazonia. Un proyecto liderado por Conservation International se ha lanzado a plantar árboles y más árboles en la región, en la que es posiblemente la mayor reforestación realizada en una selva tropical en la historia y también seguramente la más ambiciosa. Las expectativas del proyecto son las de plantar en 6 años 73 millones de árboles (ya llevan 3 millones plantados) y lograr así recuperar para la vegetación 300 km2 o, lo que es lo mismo, una superficie equivalente a unos 300.000 campos de fútbol. El proyecto está intentando recuperar para la naturaleza terrenos que habían sido conquistados por la agricultura.
El proyecto es importante no solo por su peso a la hora de recuperar la selva, sino también por el impacto que esto tendrá en el clima. Como apuntaba uno de los responsables del proyecto en su presentación a los medios, la Amazonia tiene un «papel crítico» a la hora de regular el clima global, lo que hace que estos millones de árboles vayan a tener un impacto directo no solo en la zona sino en todo el mundo.
«Esto no es un truco. Es un experimento controlado con mucho cuidado para descubrir cómo realizar una restauración tropical a escala, que la gente pueda replicar y con la que podamos reducir los costes de forma dramática», apuntaba otro de los responsables. El proyecto está empleando una técnica de plantado llamada muvuca, que ha sido desarrollada hace unos años en el propio Brasil y que implica plantar muchas semillas en un espacio pequeño.
Las semillas que se utilizan son escogidas con cuidado entre las de la zona, para no dar peso a las semillas invasoras y compradas a redes de productores locales. Para las comunidades indígenas de la zona, las semillas se han convertido de hecho en una nueva vía para lograr ingresos especialmente entre mujeres y jóvenes.
También se tienen en cuenta las diferentes necesidades en términos de tiempo, para tener especies que vivan tiempos diferentes y crezcan en velocidades distintas para así ser capaces de tener vegetación en la zona lo más rápido posible pero también de la forma más duradera. Así, el crecimiento de la zona es progresivo y la densidad va aumentando a medida que pasa el tiempo. Los responsables del proyecto creen que de este modo se logran resultados de mayor diversidad en términos de naturaleza.
FUENTES: Elaboración propia, FastCompany, Guia da Muvuca, Valor, Conservation International, WWF, ElPaís
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