1. Son mejores para la salud. La fruta y verdura ecológica no contienen conservantes ni aditivos de origen químico. Durante su cultivo, no se utilizan fertilizantes químicos, plaguicidas ni productos químicos de síntesis, sólo medios naturales y fertilizantes orgánicos. Con este tipo de alimentos puedes estar tranquilo de que no ingieres productos tóxicos que puedan perjudicar tu salud.
2. Su forma de cultivo es más sostenible. Los cultivos ecológicos de frutas y verduras utilizan de forma eficiente los recursos naturales y favorecen la biodiversidad. Al prescindir de sustancias químicas, este tipo de alimentos evitan la contaminación del aire, del suelo y del agua. De esta forma, su producción limita los residuos que se vierten a la tierra, no contamina las aguas subterráneas ni los suelos y el ahorro energético es mayor a otros cultivos convencionales. Además, el empleo de técnicas más respetuosas con el medio genera un aumento de la actividad biológica del suelo.
3. Se potencia el desarrollo en las zonas rurales. La agricultura ecológica es un tipo de cultivo más artesanal que requiere un mayor volumen de trabajo. Esto repercute positivamente en las zonas rurales donde se cultivan las frutas y verduras ecológicas, a través de la creación de empleo.
4. Contienen más nutrientes. La fruta y verdura ecológica contiene un 50% más de vitaminas, minerales, enzimas y otros micronutrientes que los alimentos convencionales producidos de forma intensiva. Su particular método de elaboración garantiza que los alimentos conservan sus propiedades nutritivas y son de la mayor calidad.
5. Son más sabrosas. La fruta y verdura ecológica se cultiva al sol, al aire libre, sin invernaderos y siguiendo los ciclos productivos de la naturaleza. Y sobre todo se mima. Todo ello hace que su sabor sea auténtico.
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