Cuando lees el término “autoecología”, ¿en qué piensas? Si a tu mente llega la idea de alguna rama de la ecología, como lo es la ecología del paisaje o la ecología industrial, ¡justamente de esto se trata! Hoy aprenderás todo lo que necesitas saber acerca de este estudio; además, te compartiremos algunos ejemplos de autoecología que pueden serte de utilidad para entender mucho mejor el concepto. ¡Comencemos!
Indice de contenidos
Historia de la autoecología
Así como en la historia de la ecología documentamos el papel de Ernst Haeckel en la acuñación del término, en la historia de la autoecología también hay datos que resultan de interés para saber más acerca del concepto. Antes de entenderlo es necesario contextualizar su origen, el cual se documenta por primera vez en el año 1910.
La palabra “autoecología” está compuesta de algunos términos griegos como:
- Autós (que actúa de forma independiente)
- Oikos (vivienda)
- Logía (estudio)
¿Qué es la autoecología?
De esta forma, la autoecología se entiende como el estudio de las interacciones que realiza un único organismo o especie con su ambiente. En ocasiones, algunos autores utilizan el término ecología de poblaciones para explicar qué es la autoecología, ya que en esta ciencia las poblaciones están compuestas por especies del mismo tipo, un ejemplo de ello son las poblaciones humanas o las de ciertos tipos de plantas y animales, como las poblaciones de pinos o las de peces.
Factores que intervienen en la autoecología
Si hablamos de elementos que intervienen de forma directa en el estudio de la autoecología nos encontramos con un par de ellos que, a su vez, están subdivididos en más factores que nos ayudan a entender la relación de los seres vivos con el medio ambiente. Estos son:
Factores bióticos
Los factores bióticos que intervienen en la autoecología hacen referencia a aquellos organismos que viven en los ecosistemas. La flora, fauna, su alimento, espacios en los que habitan, su comportamiento, entre otros, son algunos de los factores que intervienen en el estudio protagonista de nuestro artículo.
Factores abióticos
Por su parte, los factores abióticos son un poco más complejos que los anteriores, ya que no forman parte de los seres vivos pero los afectan de directamente. Entre los componentes de estos factores nos encontramos con:
- Los rayos solares (entendiendo a la energía solar como uno de los recursos renovables más importantes) son indispensables para la vida de muchos seres vivos.
- El agua, también conocido como uno de los líquidos más importantes de la Tierra, forma parte del hábitat de muchos miembros de la biodiversidad.
- El aire es otro de los componentes de los factores abióticos sin el que podríamos vivir los seres vivos, motivo por el que crear conciencia acerca de la contaminación atmosférica es tan importante.
- El clima, junto a cada uno de sus factores (como la temperatura o las estaciones del año), juega un papel fundamental en la autoecología, ya que define el comportamiento e incluso el hábitat de muchas especies.
- Como último factor encontramos al suelo, el cual también forma parte del hábitat de ciertas especies y, además, se ve afectado por la actividad humana, a través de procesos como la erosión del suelo o su contaminación.
Cada uno de los factores que intervienen en la autoecología nos permite entender cuáles son las variables que se utilizan para poder realizar dicho estudio y, así, hacer un análisis del comportamiento e interacciones que siguen las especies (entendidas como un elemento único) en los espacios en los que habitan. Ahora bien, para poder comprender a ciencia cierta estas interacciones te traemos algunos ejemplos de autoecología.
Ejemplos de autoecología
Dependiendo de ciertos factores, como el ambiente en el que un ser vivo se encuentre, es normal que sucedan cambios de conducta, morfología o fisiología. En el primer caso vemos cómo las especies sufren modificaciones conductuales de acuerdo al lugar en el que se encuentren, el cual a su vez van cambiando dependiendo de sus ubicaciones geográficas y de factores como el clima (un factor abiótico, ¿lo recuerdas? 😉 ).
El oso pardo en invierno
Un claro ejemplo de autoecología lo vemos con los animales que hibernan. Entre ellos tenemos a los osos pardos, los cuales suelen recolectar y consumir alimentos en gran cantidad para prepararse para épocas determinadas del año, como el invierno; hecho que afecta su conducta en estos meses.
La recolección de alimentos comienza en otoño, época en la que los osos pardos consumen alimentos de altísimo valor calórico lo que, a su vez, aumenta su capa de grasa corporal (un factor morfológico) y los ayuda a protegerse del frío invernal. Así, el oso pardo es capaz de pasar suficiente tiempo hibernando y, por lo tanto, su comportamiento con el ambiente sufre cambios por factores climáticos.
Animales y su camuflaje
Si hablamos de ejemplos de autoecología que dependan de factores morfológicos es necesario mencionar uno de los cambios más importantes que sufren naturalmente algunos animales: el camuflaje.
La técnica de camuflaje es realizada por animales que no desean ser percibidos, por lo tanto, pueden realizarla tanto presas como depredadores. El camaleón, por ejemplo, presenta camuflaje de color dependiendo de la situación; mientras que la liebre polar cambia morfológicamente su pelaje de acuerdo a la época del año, así es posible verla con pelaje de color blanco en el invierno y, el resto del año, con pelaje de color marrón.
Diferencia entre la autoecología y la sinecología
Antes de finalizar el artículo de la autoecología es necesario que tengas presente que, dentro de las ramas de la ecología, hay muchos otros estudios que pueden parecerse, motivo por el que comúnmente la autoecología y la sinecología suelen ser confundidas. Para ayudarte a no caer en tal error, te explicamos la principal diferencia entre ambos términos.
Como mencionamos al inicio del artículo, el término “autoecología” tiene un elemento griego que te ayudará a entender su diferencia con otras ramas ecológicas: “auto”. Esta palabra hace referencia al estudio de una única especie en su ecosistema. Por el contrario, la sinecología posee el componente griego “sýn”, cuyo significado es unión. Así, la sinecología se entiende como el estudio de las relaciones entre grupos de especies con su ambiente.
Ahora que conoces una nueva rama de la ecología, ¿te interesa saber más acerca de esta ciencia? De ser así, te invitamos a conocer la regla de las 5 r de la ecología, la cual está compuesta por diferentes acciones que incluso tú mismo puedes realizar desde casa para colaborar con el cuidado del medio ambiente.
3 Comments
Muy Importante la definición conceptual de la autoecologia, gracias por permitirme el accedo a la página.
Muy clara la información, gracias!
me encanto! la informacion es la necesaria mil gracias!