El objetivo pasa por ir reduciendo la basura llevada a disposición final, es decir, la que termina en la incineradora, aprovechando al máximo todos los residuos reciclables o aprovechables en lugar de enterrarlos. En el horizonte, 2020 como año en el que el proyecto debería culminar. Y es que sólo en localidades como Ricardone (Rosario), se disponen diariamente de casi 700 toneladas de residuos, afectando el bienestar de las comunidades cercanas y el ambiente en general, sin olvidar el derroche de recursos naturales que ello implica.
Para llevar a término esta estrategia es preciso arrancar varias iniciativas en paralelo, como someter a escrutinio nuestros hábitos no sólo de consumo, sino de reciclaje, porque tan importante es no generar innecesariamente residuos como los generados, aprovecharlos adecuadamente poniendo en práctica, por ejemplo, el compostaje con residuos orgánicos. Nunca olvidemos que el cambio sustentable empieza en casa.
Pero la iniciativa Basura Cero mira mucho más lejos remontándose, incluso, al ecodiseño, apuntando a los métodos de diseño y producción de los productos para evitar que éstos se construyan con materiales tóxicos en su degradación, poco duraderos o difícilmente reciclables. En este sentido, surge lo que se ha bautizado como el Principio de Extensión de la Responsabilidad del Productor (ERP) que deposita sobre los hombros de los productores la responsabilidad de los impactos ambientales de sus productos en todo su ciclo de vida.
¿Está quedando el Plan Basura Cero en un cúmulo de buenas intenciones? No y las cifras así lo demuestran: si sólo miramos a las cartoneras de Buenos Aires (en la actualidad hay 13 cooperativas) podemos comprobar con satisfacción que cada año recogen 600 toneladas de basura al año, lo que supone más de 150 millones de pesos anuales (unos 700 pesos por tonelada).
Una labor, la de estas cooperativas, que se ve respaldada por la Dirección General de Reciclados (DGREC), que les aporta 110 millones de pesos para garantizar el sustento de sus procesos logísticos, desde su transporte en tren a su almacenamiento o destinación final. El apoyo de las Administraciones y del sector privado resulta, pues esencial, pues la implementación de estas normativa vigente a veces resulta dificultosa por sus elevados costos.
Fuentes: Twenergy / openbusinesslatinamerica.org / basuracero.org
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