Siguiendo el famoso lema de «think globally, act locally» lo primero que hay que hacer es pertrecharse de unos contenedores o papeleras de reciclaje diferenciados por colores para casa.
Envases en el amarillo, vidrio en el verde, papel y cartón en el azul y la materia orgánica en el naranja. No valen las excusas sobre falta de espacio, siempre se pueden organizar en bolsas marcadas con los colores correspondientes… Incluso rizando el rizo del reciclaje, también podemos aprovechar cajas de zapatos para confeccionar unos pequeños «contenedores» caseros para las pilas o los medicamentos caducados. Puede ser una actividad divertida con la que entretener y educar a los niños.
En esa misma línea ascendente, el paso siguiente es asegurarse de que la comunidad de vecinos o, en su caso, la urbanización también cumple con la legislación vigente en lo relativo a contenedores para el reciclaje.
Muchos municipios han apostado por las instalaciones subterráneas de contenedores hidráulicos lo cual facilita la labor al eliminar el proceso de recogida de residuos.
Sin embargo, ya sea en éstos o en los contenedores portátiles, cualquier ciudadano ha sido testigo de la saturación de cualquiera de ellos. Botellas, cartones, periódicos y otro tipo de residuos que nada tienen que ver con el receptáculo en el que han sido depositados, suelen verse sobresaliendo por las ranuras de los contenedores correspondientes o incluso apilados a los pies de los mismos.
Y es que la creencia de que da un poco igual dónde depositemos nuestra basura es aún incomprensiblemente extendida.
Se viene planteando como alternativa a la conciencia ecológica, el antiguo sistema de la compensación económica por el retorno de envases. Alemania, donde este sistema lleva implantado desde al año 2003, consigue recuperar el 98,5% de este tipo de residuos.
En este caso, los contenedores son una suerte de «anti expendedores», en vez de dar reciben, y, a diferencia de cobrar, pagan. La decisión final de contar con estos nuevos contenedores depende de la aprobación del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) en la nueva Ley de Residuos.
En el caso del plástico, España recicla algo menos de la mitad de lo que genera. Y aunque las plantas de separación hacen una valiosa labor de clasificación, lo cierto es que la tarea previa ahorra costes y tratamientos adicionales para el reaprovechamiento de los materiales.
Sin mencionar que del plástico mezclado con otros residuos sólo se consigue reciclar el 10%. Y recordemos siempre que el mejor residuo es el que no se genera.
¿Aún tienes dudas sobre cómo reciclar? ¿Por qué no le echas un vistazo a nuestra Guía de Reciclaje?