Uno de los problemas que sufren los países industrializados es la generación y gestión inadecuada de los residuos sólidos. La cantidad de basura que producimos en nuestros hogares aumenta cada año y, por eso, es muy importante que existan diferentes opciones a la hora de hablar del tratamiento de residuos.
Cálculos recientes indican que entre la mitad y dos tercios de los productos de consumo tardan menos de un año en convertirse en residuos. La sociedad de “usar y tirar” supera nuestra capacidad de recuperación de los materiales.
Además, rara vez tenemos en cuenta la cantidad de residuos que se producen durante la extracción, transporte y manipulación de los productos hasta que están listos para consumir. En este punto es importante destacar un concepto que, por antiguo que parezca, se mantiene en nuestros tiempos: el de “mochila ecológica”.
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El término “mochila ecológica” fue creado por Schmitdt-Bleek en 1994 para explicar la cantidad de material que se utiliza durante todo el ciclo de vida de los productos. Todo lo que consumimos (una revista, un teléfono móvil, la gasolina de nuestro coche…) tiene su propia mochila.
Cuando hablamos de residuos deberíamos tener en cuenta las tres “R”: reducir, reutilizar y reciclar. ¡Conozcámoslos!
Lo primero que se debe hacer es evitar que se genere basura. Podemos reducir nuestros residuos reflexionando antes de efectuar la compra y utilizando los productos de la manera correcta. Compra productos con menor cantidad de envases, evitando comprar cosas que contengan sustancias peligrosas (son denominados residuos peligrosos) y, si son necesarias, asegúrate de que tengan la cantidad justa.
Muchas veces los materiales que tiramos podrían ser reutilizados. Por lo tanto, cuando ya hemos hecho lo posible por producir la mínima cantidad de residuos, lo que se debe intentar es darles una segunda vida.
Al final de su vida útil, los objetos entran en el proceso de reciclaje, si es el caso, como ocurre con el papel, el vidrio, los plásticos o los residuos orgánicos. Reciclar prolonga la vida útil de los residuos, creando nuevos envases, compost o materiales que servirán para la fabricación de otros productos.
Tras cada proceso de tratamiento suele quedar una fracción de los residuos denominada “rechazo”, que no se ha podido reciclar o valorizar. Mediante la valorización, se convierte la basura en materia prima o energía, pero para lograrlo es necesaria una adecuada gestión y la colaboración de los consumidores.
Con nuestra sensibilización en la correcta gestión de los residuos ayudaremos a que se reduzca el volumen de basura en los vertederos controlados, la contaminación causada por las incineradoras y conseguiremos el aumento de materiales reciclados. ¿Te animas a intentarlo? El planeta te lo agradecerá.
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Lamentablemente veo tan poco interés, por parte de gente joven a la hora de seleccionar la basura.. simplemente todo casi en la misma bolsa.
Perece absurdo pero las campañas deberían involucrar a una familia completa… no solo a un chico( que en este caso vive tal vez solo, de edad 30 años, profesional, que sabe que lo debe hacer correcto)
Que los padres y madres en un paseo tiren los residuos y sus hijos los vean. Qué pasaría… si los niños, donde no se recicla basura… podrían insentivar a sus padres y madres a que se involucren.
En esos hogares es donde salen más desechos..
He visto a ancianas de más de 80 años, llevando a los contenedores y separar lo que van a tirar.