Sin embargo, bajo esa denominación genérica se esconden diversos factores a los que hay que prestar atención cuando compramos este tipo de bombilla, que van no sólo desde la calidad del propio diodo, sino también a su electrónica, la conexión entre el LED y el resto de componentes electrónicos, el disipador de calor, o su propia base, entre otros.

Y es que, desde el lado del consumidor, todavía existe mucho desconocimiento de esta tecnología porque, por ejemplo, no es lo mismo la marca del diodo que de la lámpara. En este sentido y por norma general, es preferible que la fabricación del diodo sea coreana, japonesa o americana, tratando de evitar lo taiwaneses o chinos. Además, siempre debemos fijarnos en el tipo de LED que estamos adquiriendo, puesto que si son del tipo SMD 0.5 es aconsejable buscar una alternativa, pues esos son los más antiguos; por el contrario, los más óptimos son los SMD 3528, 3060 y 5060 o los tipo LED COB.

Otra pregunta que debemos hacernos siempre a la hora de elegir estas lámparas es cuánta luz necesitamos y de qué color. Ante la primera cuestión, una prueba muy orientativa es comparar la lectura del periódico con diferentes tipos de lámparas hasta dar con la que más se adapte a nuestras necesidades.

Respecto a la luz, los colores azulados no son los más ideales, pues algunos fabricantes los emplean para compensar la eficiencia. La temperatura de color debería moverse entre 2700 y 3200 K para asegurar una luz cálida con un rendimiento mínimo de 80 (éste es el que se va a exigir como mínimo en la Unión Europea).

En esta misma línea, apertura óptica es otro de los factores a los que no siempre se presta la debida atención y que marcará definitivamente la iluminación de nuestro hogar. Las aperturas que mejor iluminación proporcionan son aquellas que se mueven en la horquilla de los 30 y los 40 grados, puesto que si son de entre 20 y 25 grados, el LED sólo dará luz en el eje.

Finalmente y aunque puedan parecer aspectos más técnicos, la elección del disipador de calor también es importante. El material más recomendable es el de aluminio, con aletas y sólido. ¿Por qué es tan capital este punto? Porque determina en gran medida la vida útil de la lámpara, pues influye directamente en la temperatura a la que ésta funciona, que nunca ha de superar los 40 grados centígrados. Así pues, siempre es mejor descartar materiales como el plástico o la calamina.

Finalmente, es recomendable prestar atención a los focos marcados con el sello Energy Star, el programa gubernamental que apoya a las empresas, ayudándolas a proteger el ambiente usando la energía eficientemente.

Fuentes: Energías Renovables | Dirigentes | Yahoo | Flickr

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