En la Argentina ya teníamos diversos ejemplos de casa sustentables, desde la vivienda prefabricada modular CAS4 a las construidas con ladrillos fabricados con ceniza volcánica. Este año, precisamente ahora es su primer aniversario, contamos con otro, la Casa G, cuya construcción llevó cerca de un año con unos criterios muy definidos: primar la funcionalidad y la eficiencia energética sin renunciar por ello a la estética.
La eficiencia energética de esta casa unifamiliar de dos plantas está más que probada pues con ese fin se instaló medidores especiales con tecnología smart metering para medir de manera inalámbrica el consumo eléctrico y del agua en tiempo real. El cuidado por la eficiencia alcanza también a la regulación de la temperatura y, con este objetivo, se ha recurrido a la climatización pasiva, esto es, a una elección muy estudiada de la implantación en el terreno, así como de la orientación de las plantas, para sacar el máximo partido a la luz solar y a las ventilaciones cruzadas.
Lo mismo sucede con el aprovechamiento de la iluminación natural, para lo que el diseño incluye ventanas de techo y túneles solares que allá donde no hay ventanas evitan el consumo eléctrico. Además, las cortinas tipo barrio de aluminio tubular hacen las veces de controlador solar-térmico.
Como es habitual entre las casas sustentables y dado que se nutre exclusivamente de electricidad, la Casa G, que dispone de teclas y módulos LED, persigue el autoabastecimiento de energía, apoyándose para ello en energía solar, tanto térmica como fotovoltaica. En el primero de los casos, dispone de cuatro colectores ubicados en el techo que consiguen obtener agua caliente sanitaria con un ahorro anual mayor al 85%.
Además, los 12 paneles fotovoltaicos son capaces de cubrir entre un 60% y un 80% de la demanda eléctrica, alimentando desde la heladera, al anafe por inducción o los dispositivos domóticos, pues no hay que olvidar que se prevé la instalación de sistemas de monitoreo remoto, climatización, iluminación, persianas eléctricas, apertura de garaje, alarma, o sistema de filtrado y climatización de piscina, entre otros.
Tan importante como la generación de energía es impedir que ésta se pierda. Así, se han conseguido coeficientes de transmitancia térmica que quintuplican la eficiencia térmica de una construcción estándar, tanto en techo, como muros y suelo. Algo que, sumado a la aerotermia y el suelo radiante sectorizado, terminan por alcanzar un nivel de confort sin igual.
Siguiendo (y mejorando) la estela de otras casas sustentables, la Casa G cuida al detalle el consumo de agua y, por ejemplo, cuenta con sistemas tan básicos como los de regulación del consumo en griferías y duchas o los inodoros con mochila de doble descarga de 3 y 6 litros, así como con otros más sofisticados de captación de aguas de lluvia en techos y balcones que van a parar a depósitos de 10.000 litros de capacidad enterrados en el jardín. Esa agua será utilizada en inodoros o tareas de limpieza, lo mismo que con la utilizada en duchas, lavatorios y lavarropas tras pasar por un sistema de filtros lavables o, sencillamente, se utilizará para riego.
¿Riego? Sí, porque la Casa G también dispone de una huerta ecológica y un invernadero, regados ambos por goteo, y que se aprovechan de la reutilización de los residuos orgánicos dispuestos en composteras y lumbricomposteras dando lugar a fertilizantes ecológico.
La Casa G se ha convertido ya en un referente de las casas sustentables y precisamente por ello cuenta con el apoyo de más de 30 empresas de la industria de la construcción y afines al rubro de la sustentabilidad.
Fuentes: La casa G / Youtube / Alquimaster / La Nación