El mexicano Roberto Álvarez Zavala es el creador de un condensador de luz solar casero que posibilita un mejor aprovechamiento de la luz solar para fines como la iluminación o el caldeamiento de interiores. Consiste en un instrumento que condensa la luz solar, y la convierte en algo manejable y, por tanto, aprovechable. Para ello se sirve de un proceso denominado colimación, que transforma un haz de luz divergente, tal como se encuentra en estado natural, en otro paralelo y dirigido hacia donde se quiera. Esto se consigue gracias a un sistema de superficies parabólicas que condensan la luz solar. Una vez transformada en un haz concentrado y manipulable, la luz es enviada a cualquier parte que se necesite, a través de un tubo de aluminio, como si fuera agua potable circulando por una cañería. Este invento puede ayudar a erradicar la pobreza energética en los hogares más humildes.
El dispositivo es fruto del trabajo de Roberto Álvarez Zavala, técnico y profesor del Laboratorio de Materiales y de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Ni el aprovechamiento de la energía solar como fuente energética, ni la colimación de rayos son procedimientos nuevos para la ciencia moderna. Sin embargo, es la primera vez que se emplean ambos procesos a la vez en un mismo dispositivo para uso doméstico. El resultado es la concentración de un haz de luz solar en hasta una centésima parte de su sección transversal inicial, pero multiplicando su capacidad energética a su vez por cien. Con este procedimiento se obtendrían 1.000 vatios de energía con tan sólo un metro cuadrado de luz, suficiente para iluminar, por ejemplo, varios metros cuadrados de una casa o hacer funcionar un microondas. El dispositivo podría suponer toda una revolución, especialmente para los hogares de las familias más humildes, ya que éstas podrían acceder con facilidad a una fuente de energía gratuita, limpia e inagotable.
Según un informe del Conacyt, la luz colimada, enviada a través de los tubos de luz, multiplicaría por diez su potencialidad energética, siendo innumerables sus posibles usos. La iluminación de grandes espacios o la alimentación de estufas solares para calentar recintos son algunos de ellos. En este caso, la luz del sol sería capturada mediante dispositivos instalados en tejados y azoteas, y enviada a través de un tubo de luz hasta la estufa solar, en el interior del edificio. Con ello, aparte de un ahorro energético, se conseguiría eliminar una fuente de emisión de CO2 a la atmósfera, ligada a los sistemas tradicionales de calefacción.
Este dispositivo sería especialmente aprovechable en un país como México, que recibe, por su situación geográfica, una importante radiación solar durante todo el año. Según el doctor Elder de la Rosa, director del CIO, (Centro de Investigaciones en Óptica), se calcula que México recibe una irradiación solar promedio en su territorio de cinco kWh/m2/día. Bastarían, por tanto, unos dispositivos fotovoltaicos de un 10% de eficiencia de conversión, que ocupasen el 0.1% de la superficie del país, para conseguir una producción de 355 TWh/año, superior al consumo nacional total de energía, estimado en unos 271 TWh/año.
El dispositivo constituye una importante e imaginativa aportación en el aprovechamiento de una energía limpia e ilimitada y es un paso importante para la democratización del abastecimiento energético a todas las clases sociales. El agotamiento de los recursos tradicionales, la contaminación y el consiguiente cambio climático, constituyen todo un reto para nuestra civilización en el presente siglo. Un reto cuya solución exige el aprovechamiento al máximo de otro recurso también inagotable en el ser humano: su imaginación.