Son muchos los beneficios del ahorro energético tanto a nivel económico como a nivel social. La eficiencia energética, en colaboración con otros sectores de la economía, como la tecnología y las energías renovables, entre otros, promete generar un crecimiento de calidad basado en la innovación.
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Beneficios del ahorro energético económicos
No es tarea fácil, pero las nuevas «smart grids» de gestión de la energía y las ciudades inteligentes son el germen de una nueva economía. Ante nuestros ojos tenemos la respuesta, y está a nuestro alcance. El ahorro de energía es un componente clave para lograr promover las oportunidades de las empresas locales.
En las ciudades ya empezamos a reconocer como familiares elementos como las farolas solares, eólicas o con bolbillas LED. Estas iluminan las calles controladas por sistemas de regulación en función de la climatología, el momento del día y el volumen de tráfico. La tendencia será conseguir edificios, transportes y ciudades generadoras de su propia energía, capaces de gestionarla con eficiencia y almacenarla o volcarla a la red si es preciso.
Beneficios del ahorro energético sociales
El ahorro energético abre una nueva oportunidad laboral para cientos de personas formadas en campos tan dispares como la ingeniería, la arquitectura, el urbanismo, el diseño, las energías renovables, la consultoría, la domótica, la informática o la gestión eficiente del agua, entre muchos otros. Entre ellos destacan los profesionales de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC).
La aplicación de las nuevas tecnologías a la eficiencia energética traerá nuevos desarrollos en sistemas de energía, contadores inteligentes, edificios autos suficientes o medios de transporte autoalimentados o que funcionen con energías limpias. Todavía es pronto para estimar cifras pero por ejemplo en Estados Unidos estos empleos inteligentes podrían generar 280.000 empleos sólo hasta 2012.
En nuestra mano está realizar el esfuerzo que nos permita acceder al abanico de posibilidades en torno al salto tecnológico que suponen las nuevas ciudades inteligentes. Las empresas del sector de la eficiencia energética están sorteando un año complicado en lo que a lo económico se refiere, pero que promete enormes posibilidades ante la necesidad imperiosa de ahorro por parte de las administraciones públicas (general y local) y de las empresas, cualquiera que sea su ámbito de actuación.
Crisis de un modelo ineficiente
La crisis ha venido a poner el foco en un modelo de consumo energético ineficiente e insostenible que no nos podemos permitir ni en términos de dependencia exterior, ni en protección medioambiental, ni en costes del sistema. La eficiencia energética lleva consigo enormes beneficios y puede suponer muchas ventajas:
- Un nuevo despunte del sector de la construcción a través de la rehabilitación energética de edificios.
- La mejora de la alicaída competitividad de la industria con la reducción de consumos.
- La modernización del sector turístico mediante la eficiencia energética y la disminución de emisiones contaminantes.
En cuanto a la eficiencia energética en los edificios, incumplimos la normativa europea (Directiva 2002/91/ CE) y tendremos que realizar un enorme esfuerzo en los próximos años para ponernos al día, una vez se haya adaptado el marco regulatorio pertinente. De los objetivos 20- 20-20 para 2020 en España parece que el que menos posibilidades tiene de cumplirse es precisamente el del ahorro energético.
Estamos aún lejos de conseguir nuestros objetivos. Pero también hay aspectos positivos:
- Los profesionales del sector están haciendo un gran esfuerzo tanto individual y de empresa. También las distintas asociaciones e instituciones que buscan mejorar la cualificación de todos los que trabajan en este sector.
- Se están produciendo grandes avances en materia de formación y profesionalización de la actividad relacionada con los servicios energéticos. Sin duda una condición indispensable para conseguir la confianza de los clientes y la garantía en los resultados.
Objetivos
Partimos de que la energía es imprescindible, agotable y que debe ser compartida. Ahorrar energía por un lado, utilizando los recursos de forma eficiente y utilizar las energías renovables por otro, forman la prioridad estratégica en un país como el nuestro con una gran dependencia externa de suministros.
Se han producido importantes avances en los usos finales de la energía y han tomado relevancia la mejora de la eficiencia energética, los rendimientos energéticos y la racionalización de su utilización. Tenemos que contribuir cada uno de nosotros a reducir los consumos de energía sin que eso suponga renunciar al bienestar y el confort.
Debemos aprender y tomar conciencia de seguir el camino que resulte beneficioso para la economía del país y la salud del medio ambiente. Un bienestar sostenible y duradero, un cambio a nivel individual. Nuestra sociedad está empezando a comprender el concepto de ahorro y eficiencia energética. Sin embargo aún queda un largo camino que recorrer tanto en conductas como en hábitos para lograr una buena optimización de los recursos.
Esperamos que en el futuro próximo exista un marco legal adecuado que impulse el desarrollo del sector de la eficiencia energética. Este marco deberá estar respaldado por sólidas bases en la innovación tecnológica. Solo de esta manera se fomentarán las actividades de negocio asociadas al sector y a su cadena de valor.