Para que una bombilla funcione, la energía alterna de la red eléctrica debe pasar por una tarjeta o balasto electrónico, que hace las veces de interfaz entre la fuente de corriente y la bombilla. Dicho balasto, cumple la función de conversor a corriente continua y su eficiencia se encuentra en la cantidad de energía entregada o absorbida. Sin embargo, durante el proceso, un gran porcentaje de la energía se desperdicia o distorsiona.
Lo que plantea el grupo de investigación de potencia de la facultad de ingeniería electrónica de la Universidad Nacional de Colombia (UN), es un dispositivo electrónico que disminuye la cantidad de energía que se pierde durante el proceso de transformación energético. Las lámparas dotadas con la nueva tecnología presentan un 18 por ciento más de eficiencia de las que usan el balasto tradicional. Esto es posible gracias a que contiene un mecanismo correctivo que toma la onda de corriente de entrada de la red y la transmite a la bombilla en la misma forma y fase de voltaje, aumentando la eficiencia.
Jorge Leal, coordinador de este grupo de investigación, argumenta que dicho «dispositivo contiene componentes electrónicos que le permiten manejar la energía, y así, acondicionarla a una carga electrónica, como la de una bombilla». Lo que se ha desarrollado, dice Leal, «es un arreglo electrónico, de tal manera que haga parecer a la red eléctrica que esta bombilla se comporta como una resistencia pura. Esto aumenta la eficiencia, porque no hay desperdicio en la generación eléctrica en diferentes frecuencias en las que no se utiliza. Y lo que hace, es aumentar la eficacia del dispositivo«.
Leal considera que este avance permitirá a las empresas sobredimensionar la generación en las subestaciones, evitando mayor gasto energético en el proceso de distribución eléctrica. El desarrollo de esta propuesta tardó un año y el grupo investigador espera producir 240 bombillas con la nueva tecnología para hacer una implementación a gran escala y masificar el mercado.
Luminosidad y oferta
Por otro lado, esta misma facultad a través del Laboratorio de Ensayos Eléctricos Industriales (LABE) trabaja desde 1988 realizando pruebas de eficacia en la luminosidad y la resistencia de las bombillas, brindando las mejores opciones a los consumidores y verificando que lo que anuncian los fabricantes es correcto.
Francisco Amórtegui, docente de Ingeniería Eléctrica de la UN, indica que los consumidores deben tener en cuenta qué bombilla comprar, dependiendo del uso que se le dará. Los consumidores deberían comprarla en función del lumen (lm) y no del vatiaje (W) (el primero es la unidad para calcular el flujo luminoso y el vatio es la unidad de potencia eléctrica); por ejemplo, si se trata de una lámpara de mesa es necesario que no tenga escape de luz y que sea dirigida, pero si es para un salón se necesita que la luz se esparza.
En el caso de los fabricantes, sostiene Amórtegui, «…los datos que contienen los empaques de los productos lumínicos tienen que ser verídicos y se debe estar alerta a ciertos productos. Actualmente se estudian los leds azules con metrail de fósforo, porque estos dejan salir luz muy intensa para el ojo humano.»
En suma, la investigación realizada por el grupo de ingenieros de la Universidad Nacional de Colombia y sus proyecciones, redundarán en el mejoramiento y uso de la energía en ámbitos domésticos, industriales y comerciales, y en el ahorro de la misma, contribuyendo a la reducción de la contaminación visual y al bienestar de los consumidores. La investigación y la ciencia, encaminadas hacía el aprovechamiento de los recursos energéticos, se convierte en una necesidad y una obligación para nuestras sociedades, más aún, en los tiempos de crisis y de escasez de recursos energéticos en los que vivimos hoy día.
Fuentes: Twenergy / Universidad Nacional de Colombia / © imagen: Víctor Holguín