La factura electrónica es totalmente legal y garantiza la misma autenticidad e integridad que la de papel. Para asegurarla y que el documento tenga validez, el usuario debe tener una firma electrónica reconocida.
En occidente, ésta es una práctica habitual que ha crecido con los años, pero todavía debe ser el propio usuario quien solicite este servicio. De hecho, todos los países europeos lo han adoptado y en España está presente gracias por el Real Decreto 1495/2003. Su utilidad no sólo recae en la comodidad (son más ágiles y llegan de manera más rápida), sino también en el ahorro.
Las empresas que hacen uso de ellas se ahorran entre un 40 y un 80% en la administración de facturas: recepción, almacenaje, búsqueda, firma, devolución, pago, envío, etc. Además, gracias a la efactura también se ahorran toneladas de papel.
Fuentes: Elaboración propia / factura.es / Flickr