El actual abastecimiento energético mundial está destinado a desaparecer tanto por su contribución al calentamiento global, como por la escasez de los recursos energéticos no renovables. Por este motivo es necesario buscar nuevas formas de energía como el hidrógeno.
El hidrógeno es un elemento raro en la Tierra por lo que tiene que producirse artificialmente cuando es necesario. Para convertirlo en una alternativa energética se están desarrollando nuevas formas de obtención, entre las que destaca el proceso denominado gasificación de residuos biológicos.
Gasificación de la biomasa
La gasificación de los residuos biológicos es un proceso termo-químico en el que el residuo se transforma en un gas mediante un agente gasificante. El gas obtenido contiene principalmente:
- Monóxido de carbono (CO)
- Dióxido de carbono (CO2)
- Hidrógeno (H2)
- Metano (CH4)
Para poder obtener este gas es necesario que no existan bacterias capaces de consumir hidrógeno donde se realice la gasificación. El gas resultante se puede emplear como fuente energética para:
- Calefacción
- Electricidad
- Producción de sustancias químicas
- Transporte en vehículos de hidrógeno
Este proceso muestra la combinación de diferentes fuentes de energía (biomasa e hidrógeno) que permitirán alcanzar un nuevo sistema energético. Partiendo de la biomasa o residuos biológicos, que podrían acabar en un vertedero o utilizándose para fabricar abono, se puede obtener un gas con múltiples usos, como por ejemplo, en vehículos de hidrógeno.
Todavía queda un largo camino que recorrer para formar un nuevo sistema energético que cubra nuestras necesidades como el actual, pero poco a poco se van descubriendo y perfeccionando nuevas ideas o recursos que nos permiten acercarnos un poco más a un modelo más respetuoso con el medio ambiente.