En cualquier instalación eléctrica, ya sea de tipo doméstico o industrial, podemos diferenciar tres clases de energía eléctrica: la energía activa, reactiva y aparente.
Su presencia vendrá determinada por el tipo de aparatos eléctricos en uso. Aunque repasaremos el trío de clases mencionado, en este artículo nos enfocaremos en la energía reactiva y sus efectos.
Indice de contenidos
Tipos de energía eléctrica
Energía activa
La energía activa es aquella que se transforma en su totalidad en trabajo “útil” (mecánico y/o calor) como, por ejemplo, el calentamiento de las resistencias en los sistemas de calefacción eléctrica y el movimiento de los motores de las máquinas de lavado. Esta energía se mide en KWh.
Energía reactiva
Se utiliza para la generación de campos eléctricos y magnéticos de determinados receptores, como son los bobinados de motores y condensadores instalados en los ordenadores y equipos electrónicos. Por tanto, no se transforma en ningún tipo de trabajo denominado “útil”. Esta energía se mide en KVArh.
Energía aparente
La energía aparente es la energía total de una instalación eléctrica, es decir, la suma resultante de la energía activa y reactiva. Esta energía se mide en KVA.
Efectos de la energía reactiva en las instalaciones eléctricas
La energía reactiva, al no ser transformada en trabajo “útil”, transita a través de la red provocando un aumento en la demanda eléctrica junto a los siguientes efectos adversos:
- Pérdida de potencia “útil” en las instalaciones.
- Aumento de pérdidas de energía activa.
- Sobrecalentamientos de los conductores eléctricos.
- Menor rendimiento en los aparatos eléctricos conectados.
- Caídas de tensión y perturbaciones en la red eléctrica.
- Penalizaciones a los usuarios por parte de las compañías eléctricas.
Con respecto a este último punto, los usuarios con potencias contratadas de más de 15 KW tienen la obligación de tener instalados contadores de tarificación que registren la energía. Sin embargo, las compañías eléctricas pueden obligar a los usuarios con potencias menores o iguales a 15 KW a instalarlos cuando el consumo de energía reactiva supere 50% de la activa, según Real Decreto 1164/2001.
¿Cómo se elimina?
La eliminación de la energía reactiva se hace a través de la instalación de una batería de condensadores, compensando la energía e los elementos con componentes bobinados como motores o transformadores. Existen tres tipos de compensación de esta energía:
- Compensación individual: a cada aparato eléctrico con componentes bobinados se le instala el condensador necesario.
- Compensación conjunta: al conjunto de aparatos eléctricos con la misma potencia y mismas horas de funcionamiento se le instala un condensador común.
- Compensación central: compensación de toda la instalación a través de una batería automática de condensadores, cuyo funcionamiento se regula automáticamente en función de la energía que estamos estudiando, la cual es necesario compensar en cada momento.
Teniendo en cuenta la información que te hemos compartido el día de hoy, ¿crees que estás siendo penalizado por excesos de energía reactiva? Compruébalo en tu factura de la luz o, en su defecto, comunícate con tu proveedor de servicio.