Las etiquetas de eficiencia energética llevan muchos años entre nosotros, pero no todo el mundo sabe interpretarlas. Aunque la idea general es que este sistema de etiquetado contribuye a conocer de antemano si un equipo es o no eficiente desde el punto de vista energético, lo cierto es que podemos conocer mucho más.
La información que se nos presenta aparece dividida en dos columnas:
Estos datos no se obtienen de manera arbitraria, sino que responden a unos ensayos realizados según las normas de la UE, lo que representa una garantía añadida.
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No se debe menospreciar la información que contiene este sistema de etiquetado, puesto que en muy poco tiempo podemos percibir cómo ahorramos energía –y unos cuantos euros- gracias a ello. Si bien es verdad que los electrodomésticos clasificados como A son algo más costosos que el resto –cuentan con componentes de mayor calidad-, lo cierto es que el ahorro energético que traen consigo es del 45%. Lo mismo sucede con la categoría B, que es capaz de reducir el consumo entre un 45 y un 25%.
En la letra D y el color amarillo encontraríamos la franja de consumo normal, siendo las letras E y F las que suponen en realidad un gasto:
Las etiquetas energéticas están reguladas a nivel europeo y es obligatorio que todos los vendedores las incluyan en los electrodomésticos. Por eso, cuando acudas a una tienda no deberás tener ningún problema para encontrarlas.
Los electrodomésticos en los que podemos encontrar estas etiquetas van desde los equipos de aire acondicionado, a lavadoras, lámparas… hay que tener en cuenta que no todos los aparatos eléctricos del hogar cuentan con esta etiqueta.
Los electrodomésticos que por ley deben tenerla son los siguientes:
Dependiendo del tipo de aparato y su funcionalidad, la etiqueta también incluye otro tipo de información. Por ejemplo, la de un frigorífico añade características específicas como su capacidad para congelar.
El ahorro en la factura entre aquellos que usan electrodomésticos más antiguos, y por lo tanto, menos eficientes, y quienes usan aparatos de Clase A es bastante grande. De hecho, si valoramos que la vida útil de un electrodoméstico es superior a los diez años, el ahorro de energía estimado a lo largo de este periodo puede llegar a los 800€.
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