En algo así como un reciclaje al cuadrado, nos llegan noticias de que la energía del futuro reciclará la luz del Sol. Y es que, según las últimas investigaciones, estaríamos ante una nueva era de la energía solar fotovoltaica, que se traduciría en mayor eficiencia, y lo que nos interesa a los consumidores, ¡a menor coste!
La clave de todo esto se encuentra en un nombre que nos puede sonar rebuscado, pero que conviene apuntar: perovskitas de haluro de plomo. Se trata de un material con la capacidad de «reciclar» la luz solar. Para entendernos, un panel puede crear energía gracias a la absorción de fotones del Sol. Pues bien, resulta que cuando esas cargas eléctricas se vuelven a combinar, puede ocurrir a la inversa… y que se genere un fotón. Las células de perovskita pueden absorber estos fotones regenerados (algo que se ha llamado «reciclaje de fotones») y crear una concentración en el interior de la célula.
Ocurre que, cuando un panel absorbe luz solar y se generan cargas eléctricas, sólo una parte de estas cargas son extraídas y se traducen en electricidad. Otra parte se pierde. El reciclaje de fotones en un panel solar hecho de perovskitas, en cambio, permitiría que la luz emitida se volviera a absorber y no se perdiera nada (o casi nada), con lo que, como es lógico, mejoraría la eficiencia de los paneles.
En búsqueda de la eficiencia energética
Lo que se busca es la eficiencia energética, es decir el porcentaje de luz solar que un panel absorbe y puede convertir en energía eléctrica. Los paneles solares tienen como material estrella al silicio, pero su eficiencia energética no ha conseguido aumentar en los últimos años (se calcula que ha pasado de un 24% a un 25,6%). La célula de perovskita alcanza un 22,1% en estos momentos, pero ha evolucionado desde un 10% y los expertos dicen que aún no ha alcanzado su límite ni mucho menos. Y además se trata de un material económico, y el coste de fabricar paneles con él es bajo.
Aunque aquí viene la cara B: aún no se pueden echar campanas al vuelo, puesto que no se ha estudiado del todo su vida útil (la de los paneles de silicio, por ejemplo, se calcula en 20 años) ni cómo responde a la intemperie. El segundo inconveniente, aún más importante es que las perovskitas contienen plomo, un elemento muy tóxico.
Las perovskitas son el primer material que se investiga para una mayor eficiencia. También se ha analizado qué ocurre con el pentaceno, con el grafeno o con el arseniuro de galio, pero aún no se ha llegado a la placa solar definitiva. ¡La ciencia sigue y no para hasta dar con la mejor solución!