Aquel estudio de hace dos años, ponía el acento en la energía del viento, llegando a sostener que podríamos tener uno de los campos eólicos más importantes del mundo. Ya en aquel año, la capacidad eólica del país creció en un 80%, lo que suponía casi 140 megawatts adicionales, gracias a las magníficas condiciones que ofrece la Patagonia.

El viento se ha convertido en uno de nuestros grandes tesoros y alternativa a la dependencia de los combustibles fósiles. A los ambiciosos programas GENREN I y II (Generación de Fuentes Renovables), se suman los exhaustivos estudios llevados a cabo en Mendoza con iniciativas de colaboración público-privadas.

Además, el viento no es un elemento aislado en el panorama de energías renovables en Argentina, puesto que se le suman la energía geotérmica, oceánica, solar y, muy especialmente, la hidroeléctrica. Tanto es así que, aunque es cierto que actualmente menos del 2% de la energía eléctrica corresponde a energías renovables, algunos expertos han llegado a afirmar que si el país apostara decididamente por ello, no sólo conseguiría dar respuesta a sus necesidades energéticas con fuentes limpias sino que, además, podría llegar a ser exportadora neta.

El Gobierno es consciente de ello y, sabedor de que se ha de caminar paso a paso, ya otorgó carácter de interés nacional a las energías renovables en Argentina y promovió la Ley 26.190 con la que marca el objetivo de lograr hasta 2016 una contribución de estas fuentes de energía del 8% del consumo de energía eléctrica nacional.

A las energías renovables en Argentina más obvias, como la ya citada eólica, la solar o la hidroeléctrica (especialmente en la Cordillera de los Andes gracias a las corrientes generadas por el deshielo), hay que añadir una de las que se presentan como más prometedoras: la oceánica, también llamada, energía maremotriz. A fin de cuentas, la costa patagónica que discurre por San Julián, Puerto San Cruz, Ríos Gallegos y los golfos Nuevo y San José en Chubut podrían tener un potencial energético de hasta 40.000 MW. En menor medida y todavía algo más experimental, se encontraría la energía geotérmica con la provincia de San Juan como su escenario más idóneo.

Entonces, ¿realmente tiene futuro las energías renovables en Argentina? Y tanto que lo tienen puesto que al respeto por el ambiente le acompañan beneficios económicos como, por ejemplo, la posibilidad de reducir el coste de la energía gracias a que las renovables permiten una generación descentralizada y aumentar la producción más cerca de los centros urbanos.

Así lo demuestra el último informe elaborado por la consultora KPMG en el que se destaca que es un sector preparado para despegar. Sin embargo, la firma experta subraya la necesidad de una modificación de la legislación vigente, al mismo tiempo que se continúa trabajando en materia de financiamiento y tarifas, como dos factores claves para el desarrollo del sector. Con el esfuerzo de todos los agentes implicados es posible cambiar la matriz energética y que las energías renovables en Argentina contribuyan en su diversificación y sustentabilidad.

Fuentes: La Nación / argentinainvestiga.edu.ar / kpmg.com.ar

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