«Es de las energías renovables más importantes que hay porque es una de las más sólidas y confiables. Comenzó su desarrollo en Alemania, en los años 80, y ha sido favorecida en los últimos años por una gran baja en los costos de las células fotovoltaicas desde que los chinos las producen», explicó Manuel Fuentes, un experto en energías renovables, director de CP Consulting Ltd que disertó en el evento.

Pero rápidamente advirtió: «No hay una tecnología que sea salvadora. El futuro está en la diversificación de la matriz energética. Lo que se tiende ahora es a diversificar en energías renovables, pero además, a plantas que estén diseminadas por todo el país».

En el evento, que contaba con talleres y exposiciones, se podía ver cómo sólo con la luz solar se podía cocinar una rica torta o unas cupcakes, calentar agua o recargar celulares, una necesidad tan propia de esta época.

No se precisan grandes tecnologías. Por caso para hornear una pizza o una torta sólo se necesita cartón, papel metalizado y un hule que haga las veces de tapa. Diseñar con el ángulo y la geometría apropiada el horno y listo. En 40 o 50 minutos se obtienen deliciosos postres o tortas para acompañar el té. 

Así lo asegura y lo demuestra Carolina Truchero, una diseñadora industrial que se dedica a capacitar a las personas que quieren incorporar esta tecnología a sus vidas. “Es muy fácil y muy accesible. Empecé con estos diseños como un desafío personal y ahora terminé dedicándome a dar talleres y cursos para ayudar a la gente que quiere aprender a usar los hornos”, contó mientras preparaba las mezclas de lo que iba directo al horno.

Al lado de ella Sebastián Pérez, de Energe, muestra a los asistentes los beneficios de utilizar paneles solares para calentar agua. “A pesar de que no ha habido una exposición de mucho tiempo hemos logrado calentar el agua. Claro que siempre es necesario tener un espacio en el techo o en la terraza y un tanque como estos abastece a una familia de cuatro personas”, dice mientras saca agua caliente para tomar mate, una infusión típica de la Argentina.

La energía solar puede utilizarse con dos tecnologías: la solar térmica y la solar fotovoltaica. La primera, en general, es mucho más accesible y rentable, ya que permite calentar el agua previamente a que pase al termotanque y, de este modo, evitar que éste trabaje. El ahorro en gas natural es casi inmediato.

En tanto la solar fotovoltaica es un poco más costosa porque además necesita de un conversor y algunos equipos usan baterías para poder almacenar y equilibrar la energía que se genera.

«Para que una instalación para una casa tenga un efecto en la factura tenemos que hablar de unos 20.000 pesos (1800 euros aproximadamente). Mientras que los equipos de térmica arrancan en 4000 pesos (350 euros). Dos personas pueden ahorrar hasta un 80% en la factura de gas», indicó Rodrigo Herrera Vegas, de Sustentator, un emprendimiento que comercializa estos equipos.

La tendencia de generación de energías renovables muestra un crecimiento en el área metropolitana de Buenos Aires.

El fenómeno, cuentan los especialistas, está arraigado en el interior, donde, en áreas rurales, los paneles solares aparecen junto a las antenas satelitales de televisión y de Internet.

La explicación es que hay mayores incentivos para el uso de este tipo de energía -Santa Fe es un ejemplo- y su regulación está más avanzada que en la ciudad y que en la provincia de Buenos Aires.

El avance de la tecnología, además, permitió bajar los costos de instalación de estos sistemas. Así es que, mientras en la década de los 80 el costo era de aproximadamente 30 dólares por cada vatio generado, ahora esa ecuación es de 0,37 centavo de dólar por cada vatio.

Proyectos institucionales, de empresas y de vecinos particulares empiezan a experimentar con la utilización de tecnologías renovables que sólo necesitan de la luz del sol para generar corriente eléctrica. Dos casos puntuales en la Ciudad son la Legislatura local y la Defensoría del Pueblo de la Ciudad.

Por el momento, sin embargo, cada una de las personas que genera electricidad y la inyecta en la red no obtiene su compensación. Es que no hay un permiso o una ley que dé ese beneficio.

«Hoy día todos somos usuarios/consumidores de electricidad. Deberíamos poder ser generadores», explicó Juan Carlos Villalonga, presidente de la Agencia de Protección Ambiental porteña.

Este permiso, por ejemplo, rige en la provincia de Santa Fe. Allí la empresa estatal ya permite inyectar energía en la red y descontar de la factura lo que se provee. Hace pocos días una iniciativa para regular esta situación entró en el Congreso Nacional. Tal vez el año próximo la Argentina ya cuente con esta normativa.

Fotografías y vídeo: Guadalupe Aizaga

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