Cuando la planta se encuentre a pleno rendimiento, en 2014, será capaz de transformar 500.000 toneladas de basura al año en 60 millones de litros de combustible ecológico. Los primeros cálculos estiman que esta producción supondrá el doble de la cantidad requerida por todos los vuelos que operan en el London City Airport. Aunque en un principio estas cifras sólo suponen un 2% del consumo total de la compañía aérea, su objetivo es alcanzar al menos el 10%. Materia prima, desde luego, no le faltará, puesto que sólo en Londres se generan 3 millones de toneladas de basura orgánica al año. Además, se crearían 1.200 puestos de trabajo.

No se trata de la primera experiencia con fuel biojet, como se viene llamando a esta alternativa energética. Ya en EEUU existe una planta de producción de un combustible muy parecido al que quiere producir British Airways. Además, Virgin Atlantic Airways cuenta en su haber con un vuelo pionero a base de biocombustible entre Londres y Amsterdam: un Boeing 747 que voló sin pasajeros a bordo y tuvo uno de sus cuatro motores accionado por un biocombustible producido a partir de aceite de coco.

A pesar de las buenas expectativas, la compañía aún está a la espera de la aprobación por parte del Gobierno británico, puesto que las autoridades han de cerciorarse de que el nuevo biocombustible cumple con todos los requisitos de seguridad, garantizando que su utilización no afectará al rendimiento de los motores de los aviones. De pasar los correspondientes tests y obtener la certificación gubernamental, éste podría ser el primer paso para la sustitución del keroseno.

Y es que el poder energético de los biocombustibles es inferior al de los combustibles fósiles, por lo que aún se está valorando la sostenibilidad de sus aplicaciones en las líneas aéreas. Hay que tener en cuenta que, dadas las bajas temperaturas a las que son sometidos, los combustibles en los aeroplanos han de ofrecer un alto rendimiento.
De hecho, las autoridades norteamericanas permiten que los aviones operen con un máximo de un 50% de biocombustible en los combustibles mezclados. En ese sentido, la generalización de estos combustibles depende en gran medida de los avances introducidos en los motores de próxima generación, en cuyo desarrollo prima la eficiencia energética.

Fuentes: Elaboración propia / larazon.es / erenovable.com / guardian.co.uk / cleantechnica.com / flickr.com

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