La alarma internacional ha saltado. La población de la Mariposa Monarca, uno de los insectos más bellos que realiza una asombrosa migración anual, disminuye peligrosamente. El calentamiento global, insecticidas, pesticidas y otros factores son responsables. Los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México aúnan esfuerzos para combatirlas.
Cada año, a principios de noviembre, coincidiendo con la festividad de “Todos los Santos” (1 de noviembre), las campanas de las iglesias de los mazahuas, un pueblo indígena de las montañas del estado mexicano de Michoacán, repican para saludar a las pequeñas viajeras venidas de muy lejos, llegan a sus bosques para pasar el invierno. Para los mazahuas, la Monarca no es un lepidóptero más. Creen que son en realidad las almas de sus difuntos, que viajan desde muy lejos para reencontrarse con sus familiares vivos. Además, están muy relacionadas con sus ciclos agrícolas. Saben que cuando han llegado es el momento de cosechar el maíz, que constituye la base de su alimentación, y cuando regresan al norte es tiempo de sembrarlo.
La mariposa monarca (Danaus Plexippus), tiene el honor de protagonizar la mayor migración conocida entre los insectos, unos 4.000 kms aproximadamente. Es la distancia que separa sus lugares de asentamiento veraniegos, entre Canadá y los EE.UU, y los invernales en las montañas de los estados de México y Michoacán, en el centro de la República Mexicana. Estos refugios constituyen la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, que en 2008 fue declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.
Es en diciembre, mientras las mariposas están hibernando en racimos que penden de las ramas de las coníferas, cuando se realiza el monitoreo para saber la evolución de la población. En concreto se mide en hectáreas el espacio que ocupan y gracias a este control periódico saltó la alarma a nivel mundial.
En el invierno de 2013, la colonia cubrió el espacio más reducido desde 1993, tan sólo 0,6 ha. Se calculó que en tan sólo 20 años, la población ha disminuido hasta un 90%. ¿Pero cuál es la causa de tan drástico descenso? Varios parecen ser los motivos, todos relacionadas con el hombre: el uso indiscriminado de pesticidas y herbicidas en los campos de cultivo, la tala indiscriminada de árboles en sus santuarios de invierno y el cambio climático entre otros.
Las subidas de temperaturas han ocasionado un aumento de la pluviosidad y el mal tiempo en las montañas mexicanas, lo que afecta negativamente a la población. Además, las colonias se asientan en cotas cada vez más elevadas pues huyen de las altas temperaturas que las debilitan. Se teme también que con el incremento en los termómetros, las mariposas adelanten su regreso al norte y se anticipen a la germinación del algodoncillo, una planta vital para su subsistencia en el camino. Además, su relevancia como polinizadora junto a las abejas es tal, que las grandes plantaciones de cereales del centro de los EE.UU podrían estar en serio peligro si esta especie desapareciera.
Así, los gobiernos de los 3 países afectados han decidido al fin tomar cartas en el asunto y emprender planes para garantizar el futuro de la Monarca. El disparo de salida se dio en la Cumbre de Líderes de América del Norte, celebrada en febrero de 2014. En ella se acordó formar un grupo de alto nivel trilateral (Canadá-Estados Unidos y México), para estudiar el problema. Además, cada país se comprometió a organizar sus propios grupos de trabajo, con representación gubernamental, académica y de la sociedad civil. Posteriormente, en la XX Reunión del Comité Trilateral para la Conservación de la Vida Silvestre y los Ecosistemas, que tuvo lugar en San Diego (EE.UU) en abril de 2015, se acordó elaborar un documento para definir un marco de actuación de las 3 naciones.
Siguiendo lo pactado en la cumbre de 2014, México creó su Grupo de Alto Nivel, formado entre otros por representantes de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SERMANAT), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), la Comisión Nacional Forestal, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, la Comisión Nacional para el Conocimiento y la Biodiversidad, el Instituto de Biología de la UNAM, y organizaciones ecologistas internacionales como The Nature Conservancy y la WWF. Entre los objetivos fijados están la persecución de la tala ilegal de árboles y el cierre de los aserraderos clandestinos, la formación de guardabosques capacitados y el refuerzo del monitoreo ciudadano con campañas como #ProtejamosAlasMonarcas.
Perder a la Mariposa Monarca es un lujo que la humanidad no puede permitirse. No sólo por su belleza sino por su gran valor ecológico y económico. El futuro de la alimentación de la humanidad peligra y su labor polinizadora es vital para la supervivencia de hábitats, ecosistemas y cultivos del norte de América. Y es que el aleteo de una mariposa puede mantener el equilibrio, esperamos que los mazahuas reciban a sus antepasados difuntos por muchos años más.
Fuente: National Geographic | Gobierno de México