México encabeza la lista de países del mundo con mayor longitud de costa (cerca de 12.000 km), algo más que Brasil y menos que Estados Unidos. Por su ventajosa situación geográfica, México comenzó a desalar el agua de mar hace ya algunos años. Primero fueron instaladas pequeñas plantas desalinizadoras en hoteles y municipios, para utilizarla en los servicios de limpieza; o en el sector industrial, para generar energía eléctrica. A estos desarrollos, de menor a mayor envergadura, se suman ahora otros con los que el Gobierno quiere asegurar el agua salubre a la población.

Lograr un desarrollo sustentable

El organismo encargado de poner en marcha las medidas necesarias para preservar las aguas nacionales es la Comisión Nacional del Agua de México (CONAGUA) que, a través del Programa Nacional de Infraestructuras 2014-2018, establece las condiciones básicas e imprescindibles para que en todas las regiones de México se pueda dar un desarrollo integral y sostenible, con los servicios necesarios para mejorar el suministro de agua y reducir los niveles de pobreza de la población. 
Dentro de este programa se señalan como proyectos estratégicos la construcción de seis plantas desalinizadoras en el país. Para su puesta en marcha se necesitará una inversión de más de 66 millones de dólares, algunos de ellos ya han sido aportados por el Banco de Desarrollo de América del Norte (BDAN). 
 “Estas plantas desalinizadoras, mediante ósmosis inversa, ayudarán a zonas que tienen baja disponibilidad de agua potable, pero que cuentan con un alto potencial de desarrollo”, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA).

Es el caso de Baja California. En este estado, el de mayor litoral de todo el territorio nacional, se está construyendo ya una planta desalinizadora en la ciudad de Tijuana que permitirá atender a una población de cerca de 300.000 habitantes, produciendo, 21.600 metros cúbicos por día. 
Se construirán dos complejos más en la ciudad de Ensenada, el municipio más grande de México, y uno de los destinos más buscados por los turistas debido a su variada oferta gastronómica y sus playas, con grandes olas para la práctica del surf. 

Del diseño, construcción y mantenimiento de una de las plantas que se construye actualmente en Ensenada se encarga la empresa GS Inima Enviroment: “Con esta planta se producirán 30 millones de litros de agua potable al día, con la que podrán beneficiarse cerca de 100.000 personas”, según informan en la compañía.

Otras plantas en estudio

En el estado de Baja California Sur se encuentra su capital, La Paz, un lugar de extraordinaria belleza y playas tranquilas, pero dónde el creciente desarrollo turístico-residencial compromete el suministro de agua potable. Para hacer frente a la escasez, se estudia la puesta en marcha de la Desalinizadora de la Paz, que requiere de una inversión de 545 millones de dólares. En la ciudad de Los Cabos también se estudia la construcción de otra planta más, con una capacidad de 400 litros por segundo. 
La lista de proyectos estratégicos de la CONAGUA incluye otra desalinizadora en la ciudad de San Carlos, en el árido estado de Sonora, y una más distante en el futuro, en la isla de Cozumel en el estado de Quintana Roo. 

Osmosis inversa para desalar

Para realizar la desalación, una de las tecnologías que se emplean con mayor intensidad es la de osmosis inversa. El proceso comienza con la captación del agua de mar que será conducida por la costa a través de unas tuberías hasta llegar a las instalaciones. A través de diversos procesos físicos y químicos, el agua se decanta, se desinfecta y se filtra hasta que está en condiciones óptimas para ser introducida en las membranas dónde comienza el proceso de separación de las sales contenidas en el líquido.

Una o más bombas de alta presión impulsan el agua hacia las membranas que producirán, por el fenómeno de osmosis inversa, entre un 40 y un 45% de agua que puede ser tratada para su desinfección, con una base de hipoclorito sódico, para convertirla en apta para el uso y el consumo humano. El agua restante pasa a convertirse en salmuera, un líquido con una alta concentración en sales minerales que es devuelta al mar.  

Con este sistema opera la planta de Los Cabos (Baja California Sur), primera de su especie en México, muy imitada por las que ahora se están construyendo. Esta instalación hidráulica de alta tecnología fue un respiro para los habitantes de la ciudad de Cabo San Lucas (Baja California Sur),  una de las zonas más áridas del país debido a la escasez de fuentes de agua dulce.  

Aunque la desalinización no es una forma barata de obtener agua, en algunos países empieza a ser la única. En México la apuesta por este tipo de tecnología ha experimentando un notable crecimiento en los últimos años. Según los datos ofrecidos por Emiliano Rodríguez, subdirector de Planeación de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) durante VI Foro Internacional Ciudades del Siglo XXI con Calidad de Vida: “en México existen 220 plantas desalinizadoras que producen 4 mil 360 litros de agua dulce por segundo. De ellas, 124 unidades están en Quintana Roo y 71 en Baja California”, para atender principalmente la demanda que produce el sector turístico. ¿Una alternativa de futuro? Una alternativa del presente.

Fuentes: CONAGUA | GS INIMA Environment

 

 

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