Si tu actual vehículo tiene ya unos años, posiblemente te estás planteando la posibilidad de sustituirlo por un modelo eléctrico. La apuesta por un coche eléctrico supone un doble ahorro. Por un lado es un ahorro para tu bolsillo, pues la inversión que implica la compra compensa sobradamente si se valoran los costes de mantenimiento y los incentivos que ahora mismo se están ofreciendo para fomentar la demanda de estos automóviles más sostenibles por parte de los consumidores. Por otro, la eficiencia de los coches eléctricos hace posible el ahorro energético y en la emisión de gases contaminantes.

Se calcula que los ahorros de combustible que se pueden obtener con un coche eléctrico son superiores al 60% respecto a lo que gasta un vehículo de gasóleo convencional. Además, al no funcionar con combustible, estos modelos no emiten gases nocivos. De este modo, comprando un coche eléctrico estás poniendo tu granito de arena para mitigar los nefastos efectos de la contaminación ambiental al tiempo que ayudas al desarrollo de un modelo de movilidad sostenible.

 

 

Otro tipo de contaminación evitada al decantarse por un modelo eléctrico es la acústica. Los motores eléctricos son mucho más silenciosos que los convencionales. El silencio y ausencia de vibración son tan notables, que algunos fabricantes incorporan un leve sonido a bajas velocidades para evitar sorprender a los peatones.

Un capítulo importante del ahorro obtenido con los coches eléctricos tiene que ver con el mantenimiento. Como los motores eléctricos son más compactos y apenas necesitan complementos, se evita el gasto del cambio de correas, de aceite, de embrague. Los frenos también se desgastan menos, pues la respuesta al parar el coche es más suave.

En cuanto al ahorro de energía, el vehículo eléctrico consume la mitad de energía que uno convencional para realizar el mismo desplazamiento. Esto se nota sobre todo en la conducción por ciudad, que exige frenar y arrancar continuamente. A esto hay que sumarle que el coche eléctrico no usa marchas, sino que circula con una marcha continua hasta alcanzar la velocidad tope, que varía según modelos.

La eficiencia de un modelo eléctrico se acerca al 90%, frente al 30% de los modelos convencionales. Con todos estos puntos a su favor, la industria del coche eléctrico sigue sin despegar del todo. Las administraciones ofrecen incentivos económicos y otras ventajas para quienes apuestan por los modelos eléctricos que merecen ser consideradas, pero… ¿basta con esto?

¿Qué es lo que está frenando que el coche eléctrico gane peso en la industria del automóvil? No parece que se trate únicamente de una cuestión de precios, pues ya se encuentran modelos más asequibles en el mercado. El consumidor, incluso el más concienciado con el medio ambiente, señala principalmente dos barreras: la poca autonomía de los motores eléctricos y la falta de puntos de recarga.

Está claro que el futuro es de los coches eléctricos. Pero ¿serán la industria automovilística y los gobiernos capaces de superar estas trabas que desaniman a los consumidores?, ¿y tú?, ¿te comprarías un coche eléctrico?

 
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