En primer lugar, debemos  tener claro que ante todo estamos hablando de una tecnología de iluminación. La luminotecnia es una ciencia compleja, con un componente alto de técnica y estudio. Dicha ciencia viene siendo trabajada desde hace más de 100 años por diferentes fabricantes de iluminación de todo el mundo, que han invertido grandes cantidades de dinero  en la investigación y desarrollo, tanto de fuentes de luz como de aparatos de iluminación. Además, han sido estos fabricantes los que han comenzado con el desarrollo de esta tecnología LED en el ámbito de la iluminación técnica, nos la han presentado y continúan mejorándola día a día. Por esta razón, no puedo evitar el recomendar siempre trabajar con fabricantes de primer nivel, ya que han sido ellos los precursores y, sin duda, los que a día de hoy poseen los conocimientos más sólidos y fiables en el mercado de la iluminación LED, Y quienes hacen las mayores inversiones en I+D.

Desgraciadamente a día de hoy existe muy poca estandarización en lo que a requerimiento normativo se refiere. Es decir, no hay un patrón común que nos permita comparar los diferentes artefactos bajo el mismo rasero. Por ello, cuando afrontamos la compra de tecnología LED es muy común escuchar todo tipo de discursos técnicos comerciales y, cómo no, todos ellos serán siempre los más fiables, los que mejor rendimiento y los que más calidad ofrecen, duración de más de 50.000hrs  y hasta 100.000hrs. Pero nunca hablan de que términos técnicos o sobre que parámetros garantizan los porductos.

Empecemos hablando de la vida útil. La tecnología LED presume de tener la vida útil más longeva de cuantas fuentes de luz existen en el mercado. Primer error, a día de hoy existen fuentes de luz igual de longevas o más y que llevan más de 30 años en el mercado, como por ejemplo la fluorescencia. Pero bueno, sigamos con el tema de la vida útil y preguntemos que es vida útil en iluminación. Al contrario de lo que todo el mundo piensa, la vida útil NO es cuando nuestra lámpara se funde o deja de funcionar (ese concepto se llama vida media). La vida útil de una fuente de luz es aquel momento en el cual un porcentaje “x” de nuestras lámparas son capaces de mantener un porcentaje “x” de flujo luminoso. Lo que importa en iluminación es cuanta pérdida de rendimiento luminoso va a tener una lámpara al cabo del tiempo. Para ello se utiliza la siguiente nomenclatura L70B10 o L70 B50 siendo las más comunes en tecnología LED.

Pongamos un ejemplo, vida útil del LED 50.000 horas, L70B50: significa que el 50% de las lámparas van a mantener, al menos un 70% de flujo luminoso a las 50.000 hrs. En el caso de L70B10, el 90% de nuestras lámparas mantendrán a las 50.000 hrs al menos un flujo luminoso de un 70%. Parece claro entonces, que debemos preferir el estándar L70B10 al L70B50.

Ya se empieza a ver a los fabricantes más importantes y con más interés de coger cota de mercado que empiezan a poner estos datos en sus catálogos u hojas técnicas. Hay tubos fluorescentes LED en el mercado de formato t5 con driver exterior que están dando hasta 60.000hrs de vida con un L70B10 y unos rendimientos de 135lm/w, superando a la fluorescencia, Se puedo considerar el producto más sostenible del mercado

Fuentes: imagen aportada por el colaborador Javier López

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