La ONU estima que la población mundial llegará a los 9.000 millones de habitantes en 2050. Con una superpoblación amenazante, la producción de alimentos, de acuerdo al mismo organismo y a la Organización para la Agricultura, debería aumentar un 70%. Esto supone un gran reto para los científicos a la hora de optimizar el rendimiento de los cultivos y una notable planificación de los gobiernos sobre la expansión de la superficie cultivada. En la actualidad, a nivel global, la posesión de la tierra y zonas cultivables están distribuidas de manera desigual, lo cual perjudica seriamente al abastecimiento de alimentos a poblaciones de las zonas más pobres y pobladas del planeta. Dickson Despommier, profesor de salud pública y ambiental en la Universidad de Columbia de Nueva York, opina que esto es reversible. Despommier es considerado el progenitor de la agricultura vertical, y su libro La Granja vertical (2010) es un claro manifiesto en favor de que las granjas se encuentren dentro de las ciudades en grandes edificios acondicionados para ese uso.
Estos «rascacielos-granja» apilarían cultivos en cada uno de sus pisos, dispondrían de cosechas todo el año y reducirían los gastos de transporte y las emisiones de dióxido de carbono asociadas con el traslado de alimentos. Además, con la tecnología hidropónica (los cultivos no se realizarían en el suelo), el uso de pesticidas, herbicidas y fungicidas puede reducirse al mínimo indispensable limitando la erosión y desertificación por medio de soluciones minerales disueltas en el agua.
En estas condiciones, las inclemencias del tiempo dejarían de ser un inconveniente para los agricultores, aunque sí lo serían para la sostenibilidad del proyecto. Como indica The Economist en un artículo dedicado a la agricultura vertical, los cultivos completamente interiores necesitan de luz artificial constante en momentos en que la luz natural es escasa, de modo que el gasto energético y económico sería muy superior al ahorro pretendido. Es claro que muchos de los alimentos que consumimos en la actualidad están cosechados en el interior de invernaderos, pero dichos cultivos disponen de la luz solar homogénea. De momento, mientras no encontremos otra técnica de iluminación alternativa al sol, el proyecto de agricultura vertical seguirá siendo sólo una teoría.
Fuentes: Twenergy / The Economist / The Vertical Farm Project / Eco Lab / Flickr