El movimiento de ‘pequeñas casas’ se remonta al año 1997, si bien Lloyd Kahn en 1973 y Lester R. Walker en 1987 habían escrito con anterioridad varios libros sobre el tema. Mostraban cómo construir tu propia casa, daban ideas y ejemplos de los primeros pobladores americanos, los hippies con sus casas a remolque o viviendo en autobuses renovados, y de sus propias diminutas casas. Se considera que una casa pequeña es aquella de menos de 90 m2, en la que todo el espacio se encuentra bien aprovechado. Dicha dimensión no es pequeña en Europa y menos en  Asia, pero para los Estados Unidos, donde el tamaño medio de una casa en 2007 rondaba los 230 m2, es un gran cambio. En especial si uno se decide a vivir en una casa tan pequeña como las que os voy a mostrar en el vídeo: apenas 7,2 m2 ¿Crees que podrías hacerlo? 

Jay Shafer y B.A. Norrgard han optado por esta opción que han convertido no solo en un estilo de vida sino en la forma de ganarse el sustento. 

Jay diseña pequeñas casas desde hace más de dieciséis años, cuando construyó la primera. En 2002 fundó junto a Gregory Johnson, The Small House Society, y poco después, cuando la recesión de 2008 golpeó con fuerza la economía de muchas familias americanas, comenzó a vender los planes para construir pequeñas casas en distintos modelos con su compañía ‘Tumbleweed Tiny House’. Más tarde, en 2012, fundaría ‘Four Lights Tiny House’, su compañía actual. 

Como él mismo reconoce, Jay ayudó a propagar la idea de pequeñas casas sobre ruedas, obviando así algunos de los problemas legales a la hora de emplazarlas en muchas ciudades de los Estados Unidos, donde la normativa relativa al tamaño de las casas y lo que se puede construir en distintas zonas es muy restrictiva.

Sus casas (diminutas como la que nos muestra de 7,2 m2 o algo mayores de hasta 26 m2) están construidas en madera. El aroma y la calidez de la madera las hace muy acogedoras y uno no se siente agobiado en su interior. El resto queda a tu imaginación: luces LED para ahorro energético, servicio de compost, maderas recicladas, paneles solares, etc. El gasto en electricidad, como nos decía Jay, ronda los 100 dólares al año para calentar su casa.

La única exigencia es ser capaz de vivir con el mínimo de pertenecías posible. Desde la ropa, a los libros, discos, cacharros de cocina… ¡Todo! Vivir en una casa diminuta es un compromiso con la vida más práctica, aunque no necesariamente exenta de calidad y belleza.

B.A. se ha unido recientemente al movimiento de ‘casas pequeñas’ y al negocio de Jay. Ella misma construyó su propia casa que remolcó desde Dallas en Texas, hasta Sebastopol en California a comienzos de este verano. Por las noches aparcaba en los parkings de grandes superficies como Home Depot y Walmart, abiertos toda la noche y por el día avanzaba lentamente hacia su destino. Su experiencia en este tipo de casas es corta, pero intensa. BA se ha comprometido en hacer este estilo de vida su vida.

Ambos están negociando con el ayuntamiento de Sebastopol la cesión de unos terrenos donde desarrollar un ‘pueblo de casas pequeñas’ y poder disfrutar de una vida simple en comunidad.

¿Creéis que podríais vivir así?

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