La Unión Europea otorga cada vez mayor importancia a la eficiencia energética en edificios, con la finalidad de disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de reducir los consumos energéticos evitables. En lo que se refiere a España, el Real Decreto 235/2013, se encarga de trasponer la Directiva europea 2002/91/CE, que exige la presentación del certificado de eficiencia energética de los inmuebles a los compradores o arrendatarios en los nuevos contratos de venta o alquiler realizados desde el 1 de junio del 2013.
El sistema de certificación energética consiste en la evaluación de la eficiencia energética de los edificios. La calificación abarca un rango desde la A a la G siendo la primera la más eficiente. Su finalidad, una vez realizada la evaluación, es la elaboración de propuestas que incentiven la realización de unas reformas que, pese a no ser vinculantes, permitan la mejora de la eficiencia energética de los edificios.
Resultados
Hasta el momento, de las 100.000 viviendas que han obtenido el certificado energético en España, la mayoría no poseen condiciones adecuadas según los parámetros mínimos de eficiencia energética.
En la Comunidad de Madrid, el 80% de las certificaciones realizadas hasta el momento han obtenido una calificación baja (E, F o G), lo que demuestra el potencial de mejora que presenta el sector de la eficiencia energética.
Los resultados no son más positivos si se incluye a los edificios que aún no han sido sometidos a evaluación, ya que según la Fundación Renovables y N2E, el 95 % de los edificios españoles requiere de medidas que implementen su eficiencia energética.
Pese a que el objetivo principal de los certificados energéticos es promover la toma de medidas que garanticen usos de energía más eficientes, el motivo que lleva a los propietarios a realizar reformas es el ahorro que se produce en las facturas de gas y de luz.
Perspectiva positiva
De los datos analizados hasta el momento se desprende que la salud de la que gozan los edificios españoles en materia de eficiencia energética presenta un panorama negativo, sin embargo, esta situación también genera una serie de ventajas:
– Potencial de ahorro energético: la diferencia de consumo energético entre una calificación G y una A es de un 80%. Por tanto, las reformas propuestas en la evaluación del certificado energético tienen altas rentabilidades, como por ejemplo en el sistema de producción de agua caliente sanitaria (ACS), que representa un alto porcentaje del consumo energético de una vivienda y que requiere una inversión muy reducida.
– Oportunidades de empleo: el potencial de mejora que hay actualmente en eficiencia energética, genera grandes oportunidades empresariales que permiten reactivar el mercado con la creación de puestos de trabajo.
– Acceso a ayudas económicas procedentes de la Unión Europea para acometer las reformas.
La entrada en vigor del Real Decreto 235/2013 sirve para identificar las carencias de los edificios españoles en materia de eficiencia energética, pero permite mirar al futuro con el convencimiento de que los desarrollos en este sector proporcionarán importantes beneficios. ¿Con la puesta en marcha de estas medidas, crees que los edificios españoles conseguirán ser eficientes a medio plazo?
Fuentes: IDAE / 20minutos / Intereconomía / Wikimediacommons