Lo que empezó como una curiosidad se está consolidando como un verdadero transporte alternativo en toda Europa. En España tenemos el ejemplo reciente de Madrid, cuyo ayuntamiento ha optado por alquilar velocípedos a motor para ayudar a residentes y visitantes a subir las múltiples cuestas que adornan el entramado callejero capitalino.

El siguiente paso lo ha dado Berlín. Cualquiera que haya visitado la ciudad sabe de la afición que hay entre los berlineses, pequeños y mayores, a trasladarse dando pedales. Y más de uno se habrá visto amonestado al cruzar por el carril-bici sin prestar la atención debida. El respeto por los ciclistas es total y el compromiso del tráfico a motor y los viandantes es absoluto.

Siempre a la vanguardia en las tendencias urbanas, la capital alemana ha sabido aprovechar este caldo de cultivo para profesionalizar el uso de la bicicleta y ha provisto a sus carteros de bicicletas eléctricas para que hagan su reparto diario sin emitir un solo gas ni contribuir a la contaminación acústica.

Para ayudar a que la transición entre tradición y modernidad sea más sencilla el diseño de estas bicicletas eléctricas conserva el clásico color amarillo del Deutsche Post y el emblema con la tradicional corneta de posta que anunciaba las salidas y llegadas de los transportes postales en los siglos XVIII y XIX.

Por el momento la flota germana cuenta con 6.200 bicicletas eléctricas y parece que hay acuerdo entre usuarios y clientes en las ventajas que comportan. Al igual que las bicicletas convencionales contribuyen a evitar los atascos, no contaminan y además el servicio postal no ha perdido ni un ápice de efectividad. Un solo cartero es capaz de llevar su correo a 1.500 personas al día. ¡Todo ello sin sudar una gota!

Hasta las cifras indican que en Alemania las bicis andan con las pilas puestas: mientras las ventas de bicicletas convencionales han bajado un 5,5% el pasado año, las e-bikes han llegado a acaparar hasta el 11% del mercado del sector.

Quizá no estén tan lejos el día en que veamos en nuestras ciudades a carteros eléctricos callejeando con sus sobres. De hecho ya hay alguna experiencia piloto en pequeñas localidades españolas que parece que funcionan. Todo llegará.

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