Millones de personas viajan solas en su coche cada día, lo que supone un consumo de energía insostenible y un grave deterioro para el medioambiente. ¿Cuánto tiempo podremos mantener la idea de “un coche, una persona”? No mucho más.
La idea de viajar compartiendo coche no es nueva. Cuando Internet no existía, la gente ponía anuncios en los tablones de la universidad, en los periódicos, preguntaba entre sus amigos o hacía autostop (una opción, esta última, que tenía sus riesgos). La razón principal era ahorrar dinero en combustible. Sin embargo, ahora que nos hemos dado cuenta de lo mucho que afecta nuestra actividad al medioambiente, disminuir las emisiones de CO2 es otro buen motivo para que aquellos con conciencia ecológica elijan este modo de transporte.
Por ejemplo, la emisión de CO2 de un coche, con un consumo medio de combustible de 8 litros por 100 Km recorridos, es de unos 19,2 Kg para esa distancia. Dos coches que cubrieran ese trayecto emitirían el doble de CO2, pero si ambas personas comparten el viaje se dejarían de emitir 19,2 Kg de CO2 al medioambiente. En nuestro caso concreto, en el que 3 personas hemos viajado a Berlín -que está a 575 Km de Colonia- hemos evitado emitir a la atmósfera 220,8 Kg de CO2. No solo eso, si el litro de gasolina nos sale a 1,41 €, esto supone que a una persona sola el viaje le costaría 64,84 €, mientras que si lo comparte con las otras dos no se gastará más que 21,62 €.
Hoy en día, tanto en Alemania como en otros muchos países, existen multitud de páginas web dedicadas a poner en contacto a conductores y pasajeros. Para utilizar estos servicios uno se ha de registrar aportando sus datos personales y de contacto. Además, todas ellas cuentan con foros donde la gente cuenta sus experiencias y aconseja sobre posibles conductores y pasajeros, colaborando así a hacer más seguro el viaje.
Algunas de estas páginas son gratuitas y otras de pago. Las hay que ofrecen aplicaciones para smartphone e incluso para los GPS de iPhone y iPad, como es el caso de la red social alemana Flinc, creada en 2010. Flinc -de la que os hablaré un día en mayor profundidad- trabaja además con empresas como Procter & Gamble o Marc O’Pole Group, haciendo más sencillo a sus empleados el compartir coche. Esto supone un ahorro a la empresa en transporte y parking, además de mejorar su huella ecológica. Como veis, las posibilidades son muchas.
En Alemania hay alrededor de 50 millones de automóviles responsables de emitir más de 85 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Algunos estudios apuntan a que, si los 20 millones de alemanes que se desplazan diariamente a su trabajo en coche utilizaran este sistema, se dejarían de emitir 1,1 millones de toneladas de CO2 y cada una de esas personas podría ahorrar alrededor de 600 euros anuales.
¿Qué os parece? Habrá que probarlo.