Alemania no sólo ha promovido el uso de la bicicleta, sino que ha adecuado la ciudad para facilitarlo. Colonia, como otras ciudades alemanas, posee vías bien señalizadas para las bicicletas. La franja en rojo sobre las aceras no es decoración, sino la vía para aquellos que circulan pedaleando sobre dos ruedas. Al contrario que en la acera, en la carretera el carril bici también se encuentra marcado por una línea continua blanca o amarilla.

Los que van a dos ruedas aquí también tienen que cumplir ciertas normas:

  • El carril de la derecha es para las bicis que ascienden por el camino, mientras el carril de la izquierda lo es para las bicis que bajan.
  • Las bicis deben seguir la misma dirección que los coches, ya que si vas por el carril contrario, la policía te puede poner una multa de entre 20 o 120 euros dependiendo de la gravedad de la infracción. De hecho, muchas mañanas la policía acecha detrás de árboles en puntos determinados de la calle para comprobar si algún ciclista despistado no cumple las normas.

Para facilitar su uso la ciudad está plagada también de postes donde puedes aparcar tu bici y asegurarla. Pagando un extra puedes subirla al tranvía o al tren, puedes alquilar bicis por días u horas, y recorrer la ciudad o hacer excursiones por el campo siguiendo la señalización específica para bicicletas.

Un detalle que demuestra que la implantación de las bicicletas en las ciudades alemanas es algo de hace mucho tiempo, es que los conductores son muy conscientes de la presencia de la bici en la ciudad y de que tienen absoluta preferencia, de modo que uno se siente muy seguro utilizándola para todo.

Andar es genial, y te lo dice alguien a quien le encanta andar, pero ir en bicicleta te hace la vida más fácil y te da un mayor radio de acción y libertad. Siempre que puedas usa la bicicleta, te mantendrá en forma y cuidarás del medioambiente.

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