El mercado potencial para desarrollar el ecoturismo en China es enorme. La industria turística de este país crece a un ritmo imparable comparada con el resto del mundo. El problema es que, a pesar de ser un país que registra más de 1.600 millones de viajes domésticos al año, esta forma de turismo sostenible se topa con algunos obstáculos, sobre todo en temas de infraestructura. El sistema de transporte y las estructuras hoteleras existentes están enfocadas al movimiento masivo de personas, no a este nuevo tipo de viajero que huye del turismo de masas.
Ecoturismo en China
La buena noticia es que poco a poco la situación está cambiando y China se ha propuesto luchar contra el dañino turismo masivo en zonas de alto valor ecológico y desarrollar el ecoturismo como solución para minimizar el impacto de los millones de turistas que cada temporada llenan los parques naturales del país. El primer bosque protegido en China fue Zhangjiajie Hunan en 1982. Desde entonces, la lista de áreas de reservas naturales ha ido creciendo hasta llegar en 2007 a 2.300. Organizaciones ecologistas como WWF han empezado a formar guías locales para las reservas naturales de las zonas de Sichuan, mientras que en Yunnan se están creando zonas protegidas siguiendo el modelo de los grandes parques naturales de Estados Unidos. Tímidamente van apareciendo pequeños alojamientos como eco-lodges o granjas orgánicas. Un ejemplo es Haobao (“gran tesoro” en chino), un alojamiento ecológico situado a 35 kilómetros de Kunming en Yunnan.
En el bello parque natural de Jiuzhai, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992, también se están tomando serias medidas para proteger este lugar, que alberga un ecosistema único y casi virgen. El acceso al parque se hace a través de unas pasarelas elevadas de madera que limitan los recorridos permitidos; está prohibido entrar con vehículos privados –sólo se permite utilizar los autobuses del parque–-; de los 750 kilómetros que forma el parque sólo 106 están abiertos al público; y el límite diario de visitantes es de 20.000. El objetivo: conseguir mantener el lugar casi intacto.
Con todo, el verdadero reto del ecoturismo está en introducir en el viajero chino la conciencia ecológica. Y afortunadamente, la cultura de este tipo de turismo alternativo va calando poco a poco entre jóvenes chinos, sobre todo entre los universitarios de las grandes urbes que se interesan cada vez más por el valor de los recursos naturales.