La tendencia es clara. Cada vez se viaja más

Esta tendencia no sólo se observa en España, sino que, a nivel global, el turismo mantiene un crecimiento sostenido.

Sin embargo, entre otros retos importantes, el sector turístico se enfrenta a un cambio en el concepto de viaje. Las nuevas generaciones, consumidoras de turismo, tienen diferentes intereses y buscan destinos y actividades muy distintas.

Si bien la generación conocida como baby boomers, los nacidos entre 1945 y 1965, han protagonizado el mayor crecimiento del mercado de viajes de lujo, ahora tenemos la inclusión de los millennials. Esta generación de jóvenes nacidos entre 1982 y 1994 se caracteriza por su concepción del mundo a través de medios digitales, principalmente su smartphone.

Internet es el medio más influyente en los viajeros

Esta generación que ha crecido con la irrupción de internet como medio de influencia en la elección y compra del destino, entiende el turismo como un entorno conectado y da gran valor al intercambio de información y opinión entre turista y medio. El nuevo turista exige experimentar nuevas experiencias y plataformas de servicios, requiriendo una constante retroalimentación de información para mantener el contacto.

Este tipo de turista prescinde del papel y transforma en imprescindible la conectividad.

El sector turístico tiene que cubrir esta necesidad para fidelizar a estos usuarios, pero a la vez, tiene que ver en ella una nueva puerta para aprovechar el intercambio de información a su favor.

Gracias a la cantidad de datos que el usuario comparte resultaría posible conocer los intereses reales del turista. Además, este nuevo paradigma presenta un concepto clave, la experiencia puede adaptarse al minuto. Tradicionalmente, la elaboración de la oferta turística se realizaba en base a la entrevista previa y a la experiencia del operador, pero no se recibía el feedback del cliente hasta el final, y eso en el mejor de los casos.

El nuevo paradigma, permitirá conocer al momento la respuesta del turista ante la experiencia. Pero no sólo el operador, también el mercado, los futuros compradores, pueden conocerlo. Esto vuelve más exigente el producto, pero también lo hace más flexible.

Es aquí cuando cobra relevancia el concepto de Small Data y Big Data.

Para el que no conozca este concepto, sin entrar en detalle, el Big Data se centra en la gestión, procesamiento y tratamiento de grandes cantidades de datos sin un formato común con el objetivo de identificar patrones que permitan definir nuevas estrategias para mejorar procesos o para incrementar la rentabilidad.

Por su parte, el Small Data se centra en el análisis de pequeñas bases de datos con un volumen y formato más accesible, informativo y procesable centrándose en las condicionantes para mejorar la eficiencia de cada negocio.

En definitiva, el Big data nos indica que es aquello que está sucediendo a nivel global, mientras que el Small data permite explicar por qué está sucediendo y en consecuencia cómo es la mejor manera, a nivel individual, para personalizar un servicio.

Se puede analizar información a tiempo real de los viajeros

Gracias a la combinación de ambos, el sector turístico debe ser capaz de obtener información en tiempo real sobre los clientes, sus movimientos y sus preferencias y permite atraer y fidelizar al turista.

Gracias al análisis de datos es posible anticiparse a las necesidades y comportamientos de los turistas y adaptar la experiencia a las necesidades del cliente, reaccionando de una forma más inmediata y eficiente y consiguiendo una mayor satisfacción del mismo.

En definitiva, el análisis de datos, no sólo es la base para prever el éxito o fracaso de la oferta turística para readaptarla a las preferencias de los clientes, sino que está destinado a constituirse  como él éxito o el fracaso del sector turístico del futuro.

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