1. Instala un ventilador en el techo. Empezando por arriba, todos los expertos en la materia aconsejan instalar un ventilador de techo. Con un consumo radicalmente más bajo que el del aire acondicionado, la corriente se distribuye de manera más eficaz y uniforme desde las alturas generando un descenso de temperatura de entre 3 y 5°C. Sin mencionar el aire de película de misterio que le puede dar el aparato a nuestro salón.
2. Baja las persianas. Para aumentar el misterio y ahorrarnos sofocos, otro consejo que imprimirá carácter al hogar será el cierre de persianas, cortinas y contraventanas. El encanto del ambiente de penumbra evitará además un sobrecalentamiento de la casa. Si esto no fuese suficiente, la instalación del clásico toldo puede ser el complemento perfecto. Todos estos remedios se deben retirar durante la noche, aprovechando el descenso solar y en las primeras horas de la mañana, cuando el aire es más fresco.
3. Crea corrientes artificiales. Otra alternativa es crear una corriente artificial de aire posicionando ventiladores de pie en ventanas enfrentadas, de manera que se genere un «túnel de viento» que empuje el aire caliente hacia el exterior. Y si no se puede vencer la tentación del aire acondicionado, en todo caso debemos procurar ubicar los aparatos en sitios donde el sol no incida directamente.
4. El frigorífico, tu mejor aliado. Otro de los aparatos refrescantes que nos puede ayudar es el frigorífico. Todos hemos experimentado la sensación de llegar exhaustos a casa, deseando beber un vaso de agua helada, y nos hemos encontrado con que el líquido elemento sale del grifo a temperatura ambiente, es decir: ¡caliente! Evitaremos esos segundos de espera hasta que se enfría y el derroche innecesario de agua tibia, si tenemos la precaución de conservar agua embotellada en los estantes de la nevera para esos momentos de desesperación veraniega.
5. Cocina con cabeza. Ya en la cocina, podemos intentar no generar más calor preparando alimentos en crudo como ensaladas, sopas frías, carpaccios o marinados. Para los que no puedan pasar sin un plato caliente, y tengan la suerte de disponer de jardín o terraza, otra alternativa es aprovechar el calor del sol para hacer nuestros asados. Con nuestras propias manos, y siguiendo unas sencillas instrucciones, nos podemos fabricar un horno casero capaz de transformar los rayos en calor suficiente para cocinar.
6. Tapa la piscina por la noche. Si además de jardín o terraza disponemos de piscina, también podemos ahorrar agua y productos químicos de mantenimiento con un sencillo gesto: tapando la piscina por la noche con una cubierta, evitaremos la evaporación y además mantendremos el agua con una temperatura más constante.
Cualquier cosa es válida para mantenerse fresco sin elevar el consumo energético, incluso, como han hecho los japoneses para ahorrar en aire acondicionado, dejar de lado la corbata y vestir más ligeritos de ropa…
Fuentes: Twenergy / earth911.com (parte I) / earth911.com (parte II) / La Informacion / Flickr