Para diferenciar este concepto ambiental de otros más relacionados con el marketing y las ventas, se suele denominar Análisis de Ciclo de Vida (ACV o LCA en inglés) en vez de Ciclo de Vida de Producto (CVP).
El Análisis de Ciclo de Vida (ACV)
El ACV es una evaluación del impacto potencial sobre el medio ambiente de un producto a lo largo de todo su ciclo de vida, mediante la cuantificación de los recursos empleados (entradas al ciclo de vida) y las emisiones al aire, al agua y al suelo, así como los residuos y los subproductos generados (salidas del ciclo de vida del producto).
Dentro del concepto de ACV podemos distinguir diferentes tipos que, en general, pueden clasificarse en tres:
– De la cuna a la tumba (Cradle to Grave: C2G)
Este tipo de ACV considera todas las entradas y salidas del producto a lo largo de su ciclo de vida completo:
– Materias primas: se incluye la extracción, manufactura y transporte de las mismas.
– Fabricación: actividades necesarias para convertir la materia prima en el producto de análisis.
– Distribución: engloba el transporte del producto hasta que llega al cliente final.
– Uso del consumidor: utilización del producto acabado.
– Deposición: el producto se “devuelve” al medio ambiente como residuo.
– De la cuna a la puerta (Cradle to Gate)
Este tipo de ACV es un análisis intermedio del ciclo de vida del producto, ya que solo considera las entradas y salidas desde materias primas hasta distribución. Es decir, no considera los impactos del uso y deposición.
– De la cuna a la cuna (Cradle to Cradle: C2C)
Este tipo de ACV incluye el concepto de que el final de vida de un producto no está en la deposición, sino que del “residuo” se pueden obtener nuevas materias primas que permiten volver a iniciar el ciclo de vida de producto.
Este tipo de análisis permiten identificar los principales impactos ambientales asociados al producto y aplicar acciones sobre ellos de manera que el producto tenga menor efecto sobre el medio natural. ¿Qué ejemplos conoces de ACV?
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