Este tipo de información nos puede ser de gran utilidad a la hora de valorar que coche queremos comprarnos, no solo por las implicaciones ambientales sino también por las económicas. Un coche que consuma menos combustible, emitirá y gastará menos.
Según el IDAE, el uso de un vehículo de etiquetado más eficiente se puede suponer en diferencias en el consumo de hasta 600 litros de gasolina al año, lo que traduce en una reducción significativa de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y de costes asociados.
Actualmente existen dos tipos de etiquetas, una obligatoria que deberá estar expuesta para que el comprador la vea y otra voluntaria.
Etiqueta obligatoria
La obligatoria deberá incluir información fijada por ley sobre:
– Marca y modelo
– Tipo de carburante
– Consumo de combustible, expresado el litros /100 km, en función del tipo de conducción: ciudad, carretera y mixto.
– Emisiones especificas de CO2.
Como se pude ver, ofrece información general sobre el vehículo pero en ningún momento compara la eficiencia de coche con otros de similares características.
Etiqueta voluntaria
La etiqueta voluntaria debe incluir la misma información que la obligatoria además de una comparación entre el propio vehículo con otros de características parecidas. Los resultados de la evaluación se mostraran a través de una clasificación por letras, donde la “A” es el vehículo más eficiente de su tipo y la “G”, el menos eficiente.
Este tipo de información sin duda nos permite valorar mejor el tipo de coche que queremos comprar, no solo basándonos en las necesidades o en el diseño, sino en el gasto que tendrá en su uso y en las emisiones asociadas.
Estas diferencias de consumos y emisiones también dependen de nuestra manera de conducir y de otros factores técnicos o ambientales, por lo que debemos llevar a cabo una conducción eficiente y asegurarnos del correcto mantenimiento del coche.
Fuente: IDAE- Ahorro y eficiencia energética / BOE / Flickr