De marzo a junio es la mejor época para sembrar las semillas de tomate cherry. Para ello, necesitarás un contenedor con tierra (mejor orgánica) donde deberás hacer pequeños orificios de un centímetro de profundidad. Es importante que les de la luz del sol directa. Las semillas se convertirán pronto en plántulas, que podrás trasplantar a tu huerto o jardín. Procura que la separación entre cada una de ellas sea mínimo de unos 24 centímetros. Otra opción más sencilla es utilizar uno de los kits de cultivo de tomate cherry que existen en el mercado.
Riega de forma frecuente pero en pequeñas cantidades y con un buen drenaje, para evitar el exceso de humedad y la posible aparición de hongos. Es muy importante tener siempre las tomateras en un lugar soleado y protegerlas del viento y del frío de la noche (tapándolas con plásticos, por ejemplo). Ten en cuenta que la temperatura idónea para su cultivo es de unos 24 grados.
Puedes cultivar el tomate junto a otros cultivos. Por ejemplo, si plantas perejil mantendrás alejada a la mosca blanca de tus tomates. Debes estar atento, las tomateras son muy frágiles a plagas como la araña roja, los gusanos de suelo o el pulgón, entre otros. También es bueno remover la tierra de vez en cuando y así evitar la aparición de malas hierbas. Los abonos orgánicos y ricos en nitrógenos le vendrán muy bien para su crecimiento.
Durante el crecimiento de la tomatera, deberás realizar dos tareas: destallado y el entutorado. El primero consiste en cortar parte de los tallos para que la planta sólo desarrolle un tallo principal; el segundo, en crear una estructura para guiar esos tallos y facilitar a la planta el sostén de sus frutos.
En tres meses aproximadamente tendrás tus tomates casi maduros. A la hora de la recolección, fíjate bien que el tomate esté entre verde y rojo. Utiliza unas tijeras de podar y con mucho cuidado recoge cada uno de estos deliciosos frutos. ¡Y a disfrutar de su sabor!
Fuentes: Urbanicultor | Ecohortum | Tienda Twenergy