El ahorro de energía es una necesidad mundial que se agudiza en aquellos países con grandes poblaciones. Cada vez es más complicado conseguir los recursos energéticos que la creciente sociedad requiere y un uso racional de los mismos es obligado. Uno de los rubros en que más se gasta energía es en iluminación y la tecnología es básica a la hora de comparar valores de ahorro energéticos. Se considera que en un hogar el 30% del consumo en energía es debido a la iluminación y los países hace tiempo se han puesto a trabajar en normativas que se adapten a los nuevos tiempos. México también se ha puesto las pilas en el tema y el 2014 es el último año en que fue permitido producir o comercializar focos incandescentes.

El principal problema es que la mayor parte de los focos usados en méxico en el 2010 eran de luz incandescente, una tecnología antigua cuya eficiencia energética es muy baja comparada con nuevas alternativas. La Norma Oficial Mexicana lanzada por la Secretaría de Energía del gobierno Federal comenzó por la prohibición de los focos incandescentes de 100 watts desde al 2011. En el 2012 se eliminaron las bombillas de 60 y 70 watts y en este 2015 están completamente prohibidos. Se espera una adopción continúa a lo largo del tiempo en la medida en que los focos incandescentes actuales terminen su vida útil y haya que renovarlos con nuevas tecnologías.

Entre las alternativas a las bombillas incandescentes se encuentran los conocidos como “focos ahorradores” que utilizan tecnología fluorescente y las luces LED entre otros. Para comprender las diferencias entre tecnologías, un foco incandescente produce un 95% de calor y un 5% de luz, mientras que las lámparas fluorescentes o “focos ahorradores” en cambio generan un 12% de calor y un  82% de luz. Además debe considerarse que la vida útil de un foco incandescente es de 1.000 horas aprox. mientras que las de los focos ahorradores superan en promedio 8 veces esa vida con al menos 8.000 horas de vida. Las conclusiones son claras y la tecnología LED es aún más eficiente.

Los “focos ahorradores” o Lámparas Fluorescentes Compactas  (LFC) aprovechan la tecnología de los conocidos tubos fluorescentes pero en mucho menor tamaño. Los LED (Light Emitting Diode) usan un efecto denominado elctroluminiscencia  con un semiconductor inorgánico recubierto por una resina epoxi transparente unido a cátodo y ánodo que dan origen a la luz.

Las autoridades mexicanas siguen trabajando en la implantación de focos ahorradores en todas las comunidades y no sólo en ciudades grandes. Por ejemplo, para las comunidades rurales de menos de 100 mil habitantes en Chihuahua existe un programa de intercambio. A través de un canje gratuito se puede recibir un paquete de 5 focos ahorradores al entregar como mínimo 3 focos tradicionales. Junto con la adaptación de la sociedad está la adaptación de los fabricantes, Philips por ejemplo, que tiene 5 plantas productoras en México repartidas en Tijuana, Chihuahua y Nuevo León, afirma que ha adaptado sus líneas de producción para producir las nuevas tecnologías.

Al día de hoy México sigue la tendencia internacional en uso de focos ahorradores,  y pasa de utilizar focos de 150 y 100 watts a usar de 60 watts como media. Queda mucho camino aún por recorrer para conseguir la eficiencia energética de otros países avanzados. Sociedad, industria y gobierno deben ser conscientes del reto al que se enfrentan. Los pasos deben ser conjuntos y la legislación debe reflejar la realidad de sus habitantes. Los mexicanos cambian de la incandescencia a la fluorescencia o a otras tecnologías lumínicas por el bien de sus familias, de sus comunidades, del país y en última instancia del planeta.

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