Pues deja de imaginar, porque este ingenio del siglo XXI está a punto de ser una realidad, precisamente en la ciudad en la que se estima que los edificios son responsables del 77% las emisiones totales de CO2. Y ello a pesar de que algunas compañías, como el Bank of America, en el Midtown, ya cuentan con «edificios verdes».
Solar One, una organización sin ánimo de lucro especializada en educar sobre sostenibilidad y cuidado por el medio ambiente, se ha embarcado en la empresa de construir un edificio cuyas cubiertas estarán repletas de paneles solares y la vegetación se extenderá a lo largo de sus muros para mantener la frescura en verano y suavizar la temperatura en invierno, dejando pasar el sol entre sus tallos. Se estima que el coste del proyecto, que contará con una estructura de casi 2.500 metros cuadrados a lo largo del East River en la Calle 23, rondará los 12,5 millones de dólares, de los que ya se ha recaudado algo más de la mitad (6,5 millones).
El diseño del edificio se ha cuidado al máximo, con detalles como planificar la reutilización del agua de lluvia o la instalación de las ventanas de modo que no sea necesario el encendido de la luz eléctrica hasta que el sol no se ponga. Además, dispondrá de un invernadero hidropónico -cultivo de plantas usando soluciones minerales en vez de suelo agrícola-, con fresas, lechugas y otros comestibles que podrán degustarse en su Eco-Café. En ese proceso también se prestará cuidado a que los materiales de construcción sean reciclados.
Con esta arquitectura y bajo estas premisas de eficiencia energética, el nuevo edificio no sólo autogenerará la energía necesaria para su consumo sino que, además, se prevé un excedente que se verterá a la red eléctrica para que sea consumida por el resto de la ciudad.
Asimismo, el proyecto quiere ir más allá de ser un edificio inteligente y sostenible y, con ese propósito, se ha marcado como objetivo convertirse en un auténtico vivero de sensibilización ecológica, de eco-ciudadanos. De este modo, los promotores de la iniciativa contemplan la posibilidad de que en la segunda planta haya aulas donde se impartan clases sobre cómo incorporar «estrategias verdes», esto es, de cuidado con el medio ambiente, a un plano local, del día a día. Ya se sabe, «no sólo dar pescado, sino enseñar a pescar».