J.L.CEREIJIDO EFE

El tren podría ser una alternativa por tanto más limpia al transporte ferroviario que se hace con trenes diésel y también podría convertirse en una opción paralela a la otra gran forma de alimentar a los trenes. El diésel convive ahora con la electrificación de trazados, a pesar de que «no solo el vehículo eléctrico es la alternativa», como señalaba el ministro de Fomento, Álvaro Nadal, ante los medios que participaron en el viaje inaugural.

Y es que, cuando se habla de sostenibilidad y se habla de cambiar los medios de transporte que se emplean en la actualidad por otros que resulten mucho más sostenibles y mucho más respetuosos con el entorno, se suele hablar de forma recurrente de los vehículos eléctricos. La electricidad se está convirtiendo en la alternativa limpia en la que todo el mundo piensa y es ya lo que se está trabajando en coches, trenes, camiones y hasta aviones. Sin embargo, no es la única posibilidad con la que se puede trabajar y no es el único elemento de cambio que se puede emplear para hacer del transporte una realidad más limpia y sostenible.

El gas es una de esas posibilidades y está ya presente en las flotas de autobuses urbanos de muchas ciudades. Este combustible también está empezando a formar parte de las flotas de camiones y de vehículos de mayor calado, como demostraban hace unos meses los participantes en el 11º Rally LNG Blue Corridor Iberia – Baltia, un evento que hizo que se recorriese la distancia entre Lisboa y San Petersburgo con este tipo de vehículos.  Y, por supuesto, los automóviles particulares que se alimentan con gas también están empezando a hacerse con su propio hueco.

Mayor autonomía y mayor popularidad

Aunque no son tan conocidos entre los consumidores finales como lo pueden ser los vehículos eléctricos, los a gas empiezan también a hacerse con su nicho en las listas de coches sostenibles. La apertura de gasineras es ya también cada vez más constante. En una de las últimas mediciones, realizada en 2017, se contaban ya 59 estaciones de recarga de gas natural para vehículos en España, aunque ya se esperaba entonces cerrar el año con 80 estaciones. Esto hace que la autonomía de los vehículos sea mayor, porque es más fácil encontrar puntos de recarga. Aun así, la capacidad de autonomía de los coches a gas está en una media de 420 kilómetros por cada depósito lleno.

Igualmente, los fabricantes de vehículos están ya ofreciendo más modelos alimentados a gas y el parque está en pleno crecimiento (un 133% en la última estadística), lo que hace que su futuro sea todavía más optimista.

Las ventajas del coche a gas

Para los usuarios, los vehículos a gas son limpios y ecológicos y no especialmente caros. El precio medio es, según algunas estimaciones, similar al de los vehículos diésel y son entre 2.000 y 2.500 euros más caro que el de los coches a gasolina. A diferencia de lo que ocurre con los coches eléctricos, con los de gas también se puede simplemente convertir el vehículo que ya se tiene a este combustible. El coste no es muy elevado y solo hay que llevarlo a un taller para hacerlo.

Si a eso se suma que las líneas de subvenciones y bonificaciones públicas reducen precios y eliminan ciertos costes, se puede ver por qué el vehículo a gas puede ser una alternativa atractiva en términos de precio. El ahorro también continúa en la vida útil del vehículo, ya que el gas natural es más barato tanto que la gasolina como del diésel. Llenar el depósito sale a mejor precio.

Y, finalmente, y como elemento que endulza la decisión de compra, los vehículos a gas, como otros coches verdes, tienen ciertos beneficios en circulación en algunas ciudades. En algunas de ellas, tienen abiertos los carriles bus y pueden, por tanto, saltarse los atascos.

FUENTES: Elaboración propia, La Vanguardia, El País, El Comercio, 20 minutos, Renfe

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