Esta nueva generación de tecnología que traen consigo los textiles inteligentes permite que el tejido capte la energía solar con su simple exposición al sol. Estamos hablando, pues, de materiales capaces de autoabastecerse de energía y alimentar sistemas de bajo consumo, sin necesidad de reemplazar las baterías y sin tener que recargarlas conectándolas a la red eléctrica. Un gran beneficio para el ambiente.
Sin embargo, algo que sobre el papel suena sencillo no lo es tanto. Detrás se desarrolla una exhaustiva investigación para dar con materiales fotovoltaicos aptos para las prendas, tanto por confort como para su lavado, por ejemplo. A pesar de esta complejidad, los científicos han conseguido tejidos inteligentes de gran durabilidad y resistencia al agua y al polvo, sin renunciar por ello a características tan esenciales en la ropa como es su ligereza o flexibilidad.
Una vez obtenido el material fotovoltaico, resta añadir los sensores pues, de otro modo, no podríamos hablar de tejidos inteligentes. Se trata de sensores de fibra óptica, generalmente incorporados mediante electrónica impresa con tintas conductivas, capaces de detectar cualquier alteración ante cambios de temperatura, presión, tensión, campos eléctricos o magnéticos, etc. La gran ventaja de la fibra, que cumple funciones de sensor y de antena a la vez, es que es fuerte y maleable, pudiendo ser tejida.
Los primeros ámbitos en beneficiarse de los tejidos inteligentes han sido los del deporte, la salud, el ocio, la arquitectura y la automoción. Pero, ¿para qué se utiliza esa energía que captan estos tejidos inteligentes? Por ejemplo, para usos tan técnicos como realizar mediciones de movimientos terrestres cuando el cableado de los elementos arquitectónicos lo dificultan (para un tejido con sensores incorporados es tarea fácil) o, para usos más sencillos y cotidianos, como medir las constantes de un enfermo crónico sin que éste lo perciba, pues es su propia remera la que hace el trabajo.
Y es que la salud será sin duda una de las grandes beneficiadas, pues con estos tejidos inteligentes se podrán detectar problemas cardíacos y alertar a la emergencia, capturar los niveles de glucosa, la actividad cerebral o los movimientos y coordenadas espaciales, entre otras.
Otro ejemplo que mezcla energía solar e informática de consumo es la campera solar interactiva de la marca Indarra, que recién obtuvo el Premio Innovar que otorga el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. Con esta campera no sólo podemos recargar nuestros dispositivos electrónicos, sino con incluye un teclado textil inteligente que permite controlar música sin tener que sacar el iPod del bolsillo. La compañía argentina es una de las punteras en tejidos inteligentes y también comercializa mochilas, bolsos y paneles enrollables para recargar nuestros gadgets.