En su blog detalla algunas pistas para eliminar objetos que no utilizamos, como los envases. ¿Por qué no comprar a granel buena parte de la mercadería que consumimos? Ese simple gesto nos ahorraría muchos residuos.

Y no hablamos de productos que se comen, como frutas, hortalizas o legumbres, sino también del champú. Y es que esta joven alemana descubrió que no la harina de centeno no sólo limpia mejor su cabello sino que, además, es menos agresivo que los productos convencionales con agentes químicos.

Hay muchas más recetas ecológicas para reducir drásticamente la generación de basura orgánica e inorgánica. Otro ejemplo: las castañas molidas y secadas al sol funcionan como el perfecto detergente para nuestra ropa.

Obvio que el camino emprendido por Shia Su no ha sido de rosas, como tampoco lo fue el de la neoyorkina Laura Singer, que aunque separada por el Atlántico sigue los pasos de la alemana. Lo complicado, en realidad, no es tanto prescindir de ciertos productos, sino encontrar una alternativa sustentable.

Sin embargo y como señala Singer, esta tarea se va simplificando poco a poco, dado que cada vez aparecen más empresas con conciencia medio ambiental que venden productos 100% naturales y libres de químicos. Ya lo hemos visto en alguna ocasión en el ecosistema Twenergy, demostrando cómo los pequeños gestos nos pueden llevar a una filosofía de vida ‘Basura Cero’ (Zero Waste).

En un pequeño pueblo de Córdoba lo llevan a la práctica, gracias a un proyecto incubado hace años en la Facultad de Agronomía de la UBA. Inspirándose en la película ‘Regreso al futuro’, los investigadores desarrollaron una planta con capacidad de tratar por día más de 30 toneladas de residuos sólidos.

¿Qué hace esta máquina? Sencillo, de decir, aunque no tanto de realizar: separa los desechos por materiales, distinguiendo entre inorgánicos (plásticos, cartones…) y orgánicos. Mientras con éstos últimos generan biogás para transformarlo en energía eléctrica para su red local, los inorgánicos se pueden reciclar.

En esta misma línea, una empresa israelí ha lanzado un invento similar pero a pequeña escala. Su Homebiogas es capaz de convertir la basura orgánica en gas para cocinar entre dos y cuatro horas. Un primer paso para terminar convirtiéndose algún día en el alumno aventajado de Shia Su.

 

Fuentes: El País | La Nación | Sobre la Tierra | TN

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