Una buena parte de las suelas de los zapatos y zapatillas deportivas están hechas de Poliuretano, gracias a su gran capacidad para absorber el impacto contra el suelo. Ocurre lo mismo con los zapatos de trekking y las botas de seguridad. Se calcula que al año se generan unas 200 toneladas de este residuo procedente únicamente de suelas de zapatos. Dentro de los residuos plásticos, un 5 % de los mismos pertenece al poliuretano.
Con estas cifras, la iniciativa española busca dar solución al rápido crecimiento que ha experimentado el consumo de plásticos en los últimos años y sobre todo, evitar que estos residuos terminen en un vertedero sin tratamiento alguno. Los investigadores cuentan ya con la experiencia en el reciclado de este tipo de plástico procedente de otros productos. “Hemos investigado las espumas de poliuretano que proceden de los asientos de los coches y se detectó la necesidad de tratar también los residuos de estas espumas que se generan en el sector del calzado”, explica Alicia Aguado, investigadora de la división de Medio Ambiente de Cartif.
El procedimiento de reciclaje no es complicado: a través de distintos procesos químicos -como la glicólisis– es posible romper las cadenas del polímero para volver al monómero inicial (un poliol) o a otras sustancias que pueden servir para producir el nuevo plástico. Con el poliol obtenido y mediante la incorporación de otros aditivos, se ajusta la fórmula para fabricar espumas de poliuretano que servirán para crear nuevas plantillas para el calzado. De esta manera, se logra cerrar el ciclo de vida del residuo y sacar al mercado un producto nuevo mucho más sostenibles y comprometido con el medio ambiente.
Fuentes: Twenergy / Proyecto RECALZA / Flickr