La huella de carbono puede beneficiar a la organización aparte de por la disminución de sus emisiones de CO2 a la atmósfera y el ahorro energético y económico, por determinar un posicionamiento del producto en el mercado como referente para clientes con conciencia ecológica ya que permite la diferenciación frente a los competidores. También demuestra el compromiso de la organización frente al cambio climático y permite la obtención de un sello acreditativo por parte de un tercero.
En enero de 2011 comenzó en Francia a ser obligatorio incluir información de la huella de carbono en el etiquetado de alimentos. En España, el 8 de marzo el Congreso instó al Gobierno a que promulgue una ley que obligue a indicar en las etiquetas de los productos elaborados las emisiones de CO2 asociadas y a que su compras se hagan contratando empresas que tengan en cuenta su huella de carbono.
Consultoras especializadas en eficiencia energética y proyectos de emisiones de carbono, han llevado a cabo iniciativas para el cálculo de la huella de carbono de ciertos productos que los clientes piden con objeto de reducirlas y compensarlas.
Un ejemplo de este tipo de proyectos es el cálculo de la huella de carbono de la producción de una botella de vino. Existen diferentes metodologías para poder realizar este cálculo de la Huella de Carbono. En este caso se realizó el cálculo según la norma internacionalmente reconocida, GHG Protocol, abarcando todo el ciclo de vida del producto: desde la obtención de materias primas, pasando por la elaboración del vino, su transporte y distribución, su uso o consumo, y el fin de vida del vino.
En este caso concreto se contabilizaron 4 toneladas de GEI emitidas a la atmósfera anualmente por la elaboración y distribución de este vino. Esta información, certificada por una empresa acreditada, estará disponible en las etiquetas de este producto. Tras la medición de estas emisiones se proponen además unas medidas para la reducción de estas emisiones de GEI.
Disponiendo de esta información en las etiquetas cada vez estamos más cerca de poder elegir los productos que consumimos en base a su huella de carbono.
Fuentes: Elaboración propia / Europapress / Creara / Flickr