La ecología del paisaje analiza las interacciones entre los aspectos temporales y espaciales del paisaje y sus componentes de flora, fauna y culturales. El paisaje se compone de una estructura o mosaico. La manera más sencilla de entenderlo es imaginar que viéramos el paisaje desde un avión.
Este mosaico está formada por unas manchas o parches (las colinas, por ejemplo), una matriz (las zonas llanas) y unos corredores (los ríos, las extensiones vegetales…). Además de la estructura o mosaico, el paisaje se compone de la función, esto es, el movimiento o flujo de agua, materias, fauna o personas a través de la estructura; y del cambio o transformación del modelo a lo largo del tiempo. En este sentido, aparece un término esencial: la dinámica del mosaico paisajístico o, en palabras llanas, la evolución del paisaje desde una vista aérea.
¿Por qué es importante la ecología del paisaje?
La evolución de este mosaico es determinante para la conservación. Si tomamos uno de sus elementos, los corredores, éstos son la única vía que tienen las especies animales para desplazarse por toda la extensión de su hábitat. Un hábitat que cada vez se ve más amenazado con alambradas, muros o autopistas, de manera que si se interrumpe la libre circulación de un lince -por citar una de las muchas especies que lo sufren- es posible que se elimine el necesario intercambio genético entre individuos para la supervivencia de la especie.
Por eso la ecología del paisaje es tan importante. Se utiliza como una herramienta básica en la ordenación del territorio permitiendo, por ejemplo, diseñar redes de espacios protegidos más eficientes de cara a la conservación medio ambiente. Y es que el paisaje es un espacio vivo, compuesto por procesos naturales y sociales que pueden ser valorados y representados por signos, códigos, mapas, planes, estrategias y políticas.
Hay muchas maneras de ilustrar esta utilidad, como es el caso de la unión de los espacios protegidos de la Red Natura 2000 a través de la restauración de las vías pecuarias o cómo proceder a la extracción de un área forestal concreta causando el menor daño posible en la biodiversidad. En este sentido, podríamos decir que la ecología del paisaje es una de las piedras angulares en el camino hacia el uso sostenible del territorio, tratando de integrar de la mejor manera posible hombre y naturaleza para reducir la vulnerabilidad ambiental.