Por eso no sorprende que la Apcyt haya anunciado la inversión de más de 15 millones de dólares en la construcción de una nueva planta en la provincia de San Juan. El objetivo de estas instalaciones, ubicadas en Sarmiento, es diseñar un prototipo de central para transformar la basura orgánica en electricidad. Este departamento produce unas 10 toneladas diarias de estos residuos, cuya quema desprenderá el calor necesario para mover las turbinas de vapor y gas y producir energía eléctrica.
La apuesta es decidida y prueba de ello es que además de contar con el mayor subsidio de la región para el desarrollo de energías verdes también se suman otros 15,4 millones de dólares aportados por tres empresas mendocinas del rubro metalúrgico. Si el proyecto tiene éxito se replicará en la planta de Rivadavia, que procesa unas 200 toneladas de basura por día.
No es el único proyecto por el que apuesta la Apcyt, que también planea el desarrollo de un sistema de cogeneración de energía para producir metano biológico en Santa Fe. Esta iniciativa cuenta con un subsidio de más de 4 millones de dólares a través del Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec), lo que supone el 50% del financiamiento total.
El proyecto ya se hizo público en el marco de la convocatoria del Fondo de Innovación Tecnológica Sectorial de Energía-Biomasa 2012, con un consorcio privado entre la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y las empresas Solamb y Software for Automation, y ha sido ahora cuando se ha inyectado inversión pública.
Esta planta materializa las investigaciones desarrolladas por la UNL, cuyo objetivo pasa por el aprovechamiento de desechos de plantas de tratamientos de residuos orgánicos no peligrosos (que provienen de establecimientos ganaderos, forestales o de industrias agroalimentarias, aceiteras y biodiesel) y la purificación del biogás obtenido para producir metano biológico que podría incorporarse al gasoducto argentino o convertirse en un combustible biológico. Además, la turbina o el motogenerador producen gases de escape, calientes, que se pueden aprovechar como energía térmica.
Las ventajas son innegables: no sólo se saca el máximo partido de los residuos generados sino que contribuye a equilibrar la balanza comercial de la Argentina que actualmente importa metano desde Qatar y Nigeria.
Fuentes: La Gaceta / Noticias Terra / Revista Petroquímica / Universidad Nacional del Litoral