Un buen ejemplo de esta apuesta decidida por la biomasa es el proyecto que está impulsando el ayuntamiento de León a través del cual se desplegará una red de calor basado con combustible autóctono para responder a la demanda de unas 7.600 viviendas en los barrios de San Claudio y el Polígono X (130 edificios de viviendas y 37 para otros usos). Este ‘calor de distrito’, como se ha bautizado, permitirá que el agua calentada en una central viaje por una red de tuberías que proporcionará a los hogares tanto agua sanitaria como calefacción.
León no es un caso aislado; en la localidad madrileña de Móstoles otros 6.000 hogares verán cómo sus calderas de gasóleo son sustituidas para finales de 2017 por una central de calor que utilizará como combustible la biomasa procedente de la poda de los jardines y parques de la ciudad. El proyecto, conocido como Móstoles District Heating, evitará la emisión de 18.000 toneladas anuales de gases de efecto invernadero.
Otras Comunidades Autónomas como Andalucía, Aragón o Extremadura, también están redoblando sus esfuerzos con esta fuente de energía sostenible, especialmente en éste último caso, donde únicamente cuenta con una planta de biomasa. Consciente de ello, la Junta de Extremadura ha decidido dar luz verde a más de una veintena de plantas que se encontraban paralizadas en fase de tramitación, a la espera de ver qué sucedía con la suspensión de primas, pues los beneficios que generan en términos de creación de empleo y reducción de dependencia energética exterior justifican su puesta en marcha.
Andalucía, por su parte, cuenta en su haber con experiencias tan exitosas como Gestión Biomasa S.L., que el año pasado manipuló unas 80.000 toneladas de biomasa y generó más de 150 empleos directos e indirectos. Y es que, en los últimos cinco años, desde la Agencia Andaluza de la Energía se han promovido casi 20.000 proyectos basados en biomasa inyectando 43 millones de euros lo que hace que sea uno de los máximos exponentes de biomasa en España. Sólo en el último año la inversión realizada en este tipo de proyectos se ha multiplicado por 2,5.
Desde 2012 Aragón también está apostado por esta fórmula de producción de biomasa para uso térmico, destacando la planta de producción de astillas y briquetas de la empresa IDERMA Generación (Zaragoza) y, la de astillas y pellets de AFPURNA Bioenergía (Ansó-Fago).
Desde el Gobierno Autónomo se están impulsando iniciativas como éstas. Además, el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE) de la Universidad de Zaragoza se ha convertido en el encargado de liderar el proyecto europeo SUCELLOG-Successful Logistics. A través de él se pretende promover la participación del sector agrícola en el abastecimiento sostenible de biomasa en toda Europa. Un proyecto para el que se ha destinado un presupuesto de más de 1,37 millones de euros.
¿Y Europa, apuesta por la biomasa? Claro que sí, puesto que en su ‘Plan de acción sobre la biomasa’ ya apuntaba que entre el 44 y 65% de la energía renovable que se consume en la UE procede de la biomasa. Sin embargo, es preciso dedicar cultivos específicamente a la obtención de esta bioenergía, los llamados cultivos energéticos, para reducir el impacto ambiental. Los países punteros son Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía; España, gracias al apoyo europeo y de los programas impulsados por IDAE (BIOMCASA, BIOMCASA II, PAREER…) podría serlo muy pronto.
Fuentes:Twenergy | El Norte de Castilla | Abc | Energiza | Retema | Legislación europea | Expansión | Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía | Grupo Ider