Empecemos por el principio: ¿Qué es el biogás?

El biogás es un gas que se genera en medios naturales, a través de residuos orgánicos y que constituye por tanto una interesante fuente de energías limpias. La manera de obtenerlo es gracias a la acción de microorganismos sobre esos residuos, en ausencia de aire. En realidad, lo que se hace es acelerar un proceso que se da de forma espontánea en la naturaleza. Por ello se suele hablar de “digestión anaeróbica de la biomasa”. Así, se genera un gas que contiene metano (CH4), dióxido de carbono (CO2), y monóxido de carbono (CO), entre otros.

¿Qué iniciativas hay en Colombia?

En el país andino, existen algunas iniciativas como Energreencol (con 20 plantas en funcionamiento) que ponen a disposición de ganaderos, industrias, municipios y asociaciones con animales que quieran aprovechar sus desechos la tecnología para generar esta energía renovable. ¡Donde antes había productos residuales, ahora hay posibilidades de energía y materias primas sustentables!

Otro ejemplo muy visible nos llega desde Bogotá, donde el Jardín Botánico José Celestino Mutis aprovecha sus residuos vegetales para generar energías limpias (entre ellas, biogás) y ser autosuficiente desde un punto de vista energético, al menos en un 30%.

También en Nariño, en el Centro Internacional de Producción Limpia Lope, el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) ha instalado la primera planta de biogás de la zona. La planta ha sido donada por la empresa alemana Ökobit y se ha instalado aquí puesto que se calcula que en el área existen unas 7.500 cabezas de ganado, con un manejo de las excretas hasta ahora inadecuado, lo que se traduce en emisiones de gases como el metano, con su consecuencia en el efecto invernadero. Este proyecto, además, espera verse reproducido en zonas sin acceso a redes de gas domiciliario, por lo que se podría emplear de manera muy útil esta nueva energía limpia.

¿Qué beneficios tiene para la industria ganadera y agrícola?

Por un lado, se contribuye a un bien común, puesto que se reducen los gases de efecto invernadero. La industria (incluso la pequeña) tiene capacidad de hacerse sustentable. Pero, además, disminuyen los malos olores. Por otro lado, para los campos, esta fertilización también resulta positiva y para el ganadero será al final un ahorro, puesto que el estiércol y los purines representan un gasto.

Fuentes: Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA)

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