En su casa de Alfacar (Granada), Feliciano nunca ha necesitado enchufar el aire acondicionado o encender la calefacción. Su hogar se mantiene por sí solo durante todo el año a una temperatura constante de 20 grados. Aquí lo que menos importa es si en el exterior el termómetro marca 20 grados bajo cero o más de 40. Feliciano, que ha conseguido patentar su invento en Estados Unidos, asegura que la idea consiste en “dotar a los edificios de materiales que cobran vida gracias a las leyes de la física como captación de energía y almacenamiento«. Para lograrlo, este granadino equipó su casa con una mezcla de cemento, tierra y otros aditivos que la otorgan conductividad y facilitan que la energía se mueva fácilmente por el interior de los cuerpos.
El edificio funciona como un gran almacén energético donde las paredes, suelos y techos forman parte de la piel interna de cada almacén. La casa se climatiza con la energía acumulada a través de flujos electromagnéticos. Y para reciclar el propio aire atmosférico, un tubo concéntrico encargado de llevar aire a la calle transmite al otro que lo introduce la energía con turbulencias provocadas por unas aletas incorporadas en el mismo tubo.
Además de sus claras ventajas ambientales, con esta nueva tecnología los ahorros en la factura de la luz también son importantes: como mínimo es posible ahorrar un 80 por ciento en edificios nuevos y un 50 por ciento en los rehabilitados, pudiendo llegar en algunos casos al 100 por cien.
Fuentes: EFE Verde