El transporte significa el 11% de las emisiones de gases de efecto invernadero directos. Ante este panorama, una conducción eficiente nos permite disfrutar de un mayor rendimiento de combustible y, por lo general, implica un manejo del auto mucho más relajado y seguro.
Entre sus beneficios destacan:
- Ahorro en la cantidad de combustible.
- Menores costos de mantenimiento.
- Menor cantidad de emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.
- Mayor seguridad y menor estrés al conducir.
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Sobre el vehículo
- Filtros de aire y combustible limpios. Estos componentes no han de contar con suciedad porque, entre otros efectos negativos, podría producirse una combustión incompleta.
- Alineación y balanceo correctos. Con el paso del tiempo, las piezas se desalinean pudiendo llegar al extremo de que produzcan fuerzas laterales y de arrastres que aumentan el consumo. Lo mismo sucede con el balanceo, que es el que permite que el peso se encuentre perfectamente distribuido. Además, mantener la presión correcta en los neumáticos también es clave.
- Elección de la ruta. No todas las rutas ni todos los trazados requieren el mismo consumo de combustible. Gracias a las apps en los celulares y al GPS es posible planificar las más eficientes antes de emprender el viaje. Evitar las horas pico, cuando se producen los mayores embotellamientos es otra medida idónea.
- Saber distribuir la carga. El equipaje o los bultos que portemos en el auto influyen de dos maneras diferentes en el ahorro energético: por un lado en su peso (cuanto mayor sea, mayor es el consumo) y, por otro, en su distribución, especialmente la que coloquemos en la baca, que ha de respetar la aerodinámica del vehículo para ofrecer menor resistencia.
Durante el trayecto
- Arranque y marchas. El ahorro comienza desde el mismo arranque, durante el cual hay que evitar pisar el pedal del acelerador. En cuanto a las marchas, recomendamos utilizar siempre la más alta posible, teniendo como guía el rango más económico de revoluciones por minuto. Además, cuanto más constante sea la velocidad, más eficientes seremos, siendo los 80-90 km/h la más óptima.
- Conducción suave. Este tipo de conducción requiere evitar aceleraciones y frenadas bruscas. En el primero de los casos, si se sabe manejar las marchas es posible reducir el consumo hasta en un 20%. En cuanto a las frenadas, es clave mantener siempre las distancias de seguridad.
- Subidas y bajadas. Mientras que en las subidas es importante acelerar al ingreso en la pendiente, en las bajadas no debemos caer en el error de circular en punto muerto, porque el motor incrementará el consumo (la inyección de combustible no para). Es preferible utilizar el sistema freno motor.
- Aire acondicionado. Hay que saber balancear, porque si por un lado su uso nos ayuda a poder circular con las ventanillas subidas (abiertas ofrecemos más resistencia al aire y consumimos más), también recurre al motor y, con ello, requiere más gasolina. Así pues, mantener la temperatura confort es la mejor solución.
Fuente: FARN |
Recomendación musical: Paul McCartney – Drive My Car